Al despertar pude ver que Leo ya no estaba a mi lado, ya era la segunda vez esta semana que tenía que regresar a la veterinaria.
Me levanté sin prisa y le abrí la puerta del patio a Mango. Cuando Leo se iba en las mañanas Mango dormía el resto de la mañana conmigo y despertaba junto a mi.
Luego de ver como corría feliz por el patio, volví dentro y fui a la cocina, sobre la barra pude ver un pequeño pedazo de papel con una nota: "Gracias por el desayuno tesoro, nos vemos en la noche, te amo".
Sonreí al leerlo y me lo guardé en el bolsillo. Abrí la nevera y no quedaban huevos y se me había terminado mi té favorito. A regañadientes me fui a cambiar por algo más presentable y tomé la moto.
El lugar más cerca que tenía para comprar comestibles estaba a cinco minutos caminando, pero el calor y el dolor de caderas no ayudaban.
Cuando logro conseguir todo, regreso a casa y preparo mi desayuno. Mientras lo degustaba reviso mi teléfono y vi que tenía un Email de alguien que no conocía.
Tuve que contener la risa al leerlo:
"Harry Brown:
Mucho gusto, mi nombre es Emily Foster. Soy una psicóloga muy conocida de mi país, Canadá y estoy casada con Oscar Oslo, tal vez lo conozca por ser un actor y director muy conocido mundialmente.
Hace 24 años perdimos a nuestro hijo, el que le vendía a dar luz a nuestras vidas, los médicos nos dieron la triste noticia de que había fallecido... Tiempo después nos enteramos que había sido un secuestro y desde ese momento no paramos de buscarlo.
Un día nos topamos con una información sobre el hospital que desconocíamos y pudimos llegar a tu madre, ella nos confirmó nuestras sospechas. Nos envió fotos tuyas y nos dimos cuenta del parecido con mi esposo.
Lamento darte la noticia así, pero no sabíamos cómo contactarte.
Eres nuestro hijo y queremos conocerte y saber más de ti.Con cariño, Emily."
Ninguna de todas esas putas palabras podía ser ciertas, esa tal Emily no era mi madre y yo no era hijo de ese actor. Sin pensarlo, llamé a mi madre y luego que sonó dos veces el teléfono, contestó.
— Mamá explicame ya mismo porque hay una tal Emily en mi correo electrónico diciendo que es mi verdadera madre — dije tragando el nudo que se había formado en mi garganta.
— Ah, Emily, si ella es tu madre — dijo como si nada, su voz tan relajada me causó escalofríos.
— ¿Y me lo dices así como si nada? ¿Desde cuándo lo sabes? — pregunte sin poder evitar que las lágrimas cayeran.
— Yo no quería tener hijos y tu padre moría por tenerlos, él insistió tanto que decidimos adoptar. Tu llegaste y te convertiste en su mundo, lo eras todo para él, aunque no fueras su hijo. Yo nunca te amé, sentía que me habías quitado a mi esposo y te había quedado con todo su cariño.
— ¿Escuchas lo que estás diciendo? Esto tiene que ser una jodida broma.
— ¿Algo más que me quieras decir? Me estoy haciendo las uñas, adiós — me colgó y me dejó a punto del colapso.
Era adoptado, mi madre nunca me amó y mis verdaderos padres me querían conocer. Esto no podía ser cierto. Tomé la moto nuevamente y me dirigí a casa de mis tíos.
Entre y los encontré en el patio, en cuanto los vi las lágrimas volvieron y mi tío preocupado se acercó para abrazarme.
— ¿Que sucede campeón? — me pregunto tratando de tranquilizarme mientras acariciaba mi cabeza.
Tomé mi teléfono, abrí la captura del Email y se lo mostré, cuando termino de leerlo me miró con asombro.
— ¿Qué te dijo tu mamá? — pregunto preocupado mientras me sostenía de las mejillas intentando tranquilizarme.
— Nunca me amó, ella jamás sintió una mínima pizca de cariño por mí — me dolía cada palabra que decía, no entendía como la mujer que me había criado era capaz de decirme eso.
Me quedé en casa de mis tíos, me senté en el sofá y los tres estaban conmigo animándome y haciéndome reír, pero yo apenas podía concentrarme en lo que pasaba en ese momento.
Lo que sí me hizo prestar atención verdaderamente fue una voz que conocía muy bien.
— Nick, dime por favor que está aquí — parecía agitado y cuando lo vi pasar por la puerta sentí un peso menos.
Corrió hacia el sofá y me abrazó.
— No te vayas de la casa así sin avisarme o dejarme una nota, no sabes el susto que me diste — me abrazaba fuerte contra su pecho.
— Lo siento, necesitaba contención de alguien y aquí encontré la mejor — le sonreí a mi tío que nos veía desde la puerta y se marchó para dejarnos solos.
— ¿Contención por qué? ¿Que te paso tesoro?
Tomé mi teléfono y al igual que hice con el tío Nick, le enseñé el mensaje y le conté lo de mamá. Sentí como me abrazo más fuerte.
— Tranquilo amor, todo estará bien, siempre me tendrás aquí contigo, en cada paso y decisión que tomes. Si algún día quieres conocerlos te acompañaré y si deseas enfrentar a tu mamá también estaré para ti — me tomó ambas manos y beso mis nudillos.
— Gracias cielo, pero me siento mucho mejor, ahora que lo pienso yo siempre supe que mi mamá no me quería, me lo demostraba día con día y yo no lo quise ver — apenas esbozó una sonrisa, intentaba ser fuerte, pero me estaba muriendo lenta y dolorosamente por dentro.
— Conmigo no tienes que ocultar lo que sientes, porque a través de esos ojitos veo como no estás bien y quiero ayudarte.
— Ya nadie puede ayudarme, es demasiado tarde.
Me encogí de hombros y mire un punto fijo mientras sentía la fija mirada de preocupación sobre mi de Leo. Pero mi cabeza no me quería dejar tranquilo.
Me torturaba con cada recuerdo, con cada palabra que yo había ignorado y me había dejado envolver por los segundos de cariño y felicidad junto a ella que al instante se convierten en dolorosos y crueles.
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Como en los cuentos de hadas
RomanceHarry, un psicólogo desempleado, intenta escapar de su realidad y su familia, decide visitar a sus tíos para encontrar esa paz que necesita. Leo, un reconocido médico veterinario, huye de su soledad y decide hacer unas vacaciones improvisadas a ca...