Harry pasó toda la noche acurrucandose contra mi pecho y despertando repetidas veces por culpa de las pesadillas.
Cuando al fin pudo dormir tranquilo, tomé mi teléfono y busqué los nombres que había leído en el Email que me había enseñado, Emily Foster y Oscar Oslo, me aparecieron un sin fin de noticias e imágenes. De él no tenía ni que buscar información, era un actor super reconocido y que aparecía en un sin fin de películas famosas.
Pero lo que me intrigaba saber era, si decía algo de su hijo perdido y me aparecieron algunas noticias que no decían mucho más de lo que yo ya había leído en el Email.
Algo que no podía negar era el parecido que tenía Harry con la pareja y sobre todo con Oscar. Yo desde un primer momento les encontré el parecido.
En una noticia decía el nombre del hospital y los médicos, todo el personal había sido amenazado si hablaban, pero recientemente una de las enfermeras en su lecho de muerte había confesado que el niño había sido secuestrado.
No se revelaba más información, pero por la cantidad de noticias que había en todo Internet parecía que lo habían estado buscando desesperadamente. Tanto así que se decía que la mujer se había enloquecido.
Esto me hizo durar ¿y si no eran los padres verdaderamente?
Sentí como Harry se movía entre mis brazos y dejé mi teléfono sobre la mesita de al lado de la cama. Lo abracé más fuerte y me quedé dormido con él.
Eran las cuatro de la mañana y yo recién había podido quedarme dormido. Había sido un día demasiado largo, en la veterinaria habían surgido varios percances en mi ausencia y tuve que quedarme más de lo esperado para resolverlos y luego esto de Harry. Un día de locos.
⋆ ★⋆ ★
Me desperté con el sonido insistente de los mensajes que llegaban a mi teléfono. Vi el nombre del contacto y los ignoré, no quería saber nada de lo que pasara en esa casa, suficientes problemas tenía ya.
Eran las diez de la mañana y era mi día libre, así que me quedé en la cama haciéndole caricias a Harry para despertarlo y empezar el día.
Cuando abrió los ojos me miró, sonrió y volvió a acurrucarse contra mí pecho.
— Buenos días tesoro — le dije casi en un susurro luego de darle un beso en la frente.
— ¿Qué horas son?
— Diez y media.
— Mierda, que tarde que es, porque no me despertaste antes — dijo exaltado mientras se incorporaba en la cama y yo lo miraba aún acostado.
— Tranquilo, anoche no dormiste mucho y te despertabas a cada rato, quería dejarte dormir — le sonreí y acaricie su mejilla con cuidado.
— Voy a hacer el desayuno ¿me ayudas? — volvió a acostarse encima mio y me sonrió mientras me veía a los ojos.
— Más bien, te hablo y beso mientras haces el desayuno.
— Me parece una idea genial, vamos — se levantó de la cama y me tomó de las manos para sacarme de la cama.
— ¿Por qué tanta prisa? Es mi día libre, quiero aprovecharlo, quedémonos acostados un rato más — dije con ojitos de cachorrito que le saco una carcajada.
— Muero de hambre cielo, voy a ver que hay en la alacena y regreso — se iba a ir, pero yo me apresure a alcanzarlo.
— No irás a ningún lado solo — lo abrace por la espalda y deje un beso en su cuello.
— Entonces ven conmigo — dijo mientras reía y seguía caminando.
— No me has dado ni un beso desde que te despertaste — reproche mientras le impedía avanzar.
Me tomó de las mejillas y me dio un suave y delicado beso.
— ¿Mejor? — preguntó mientras reía.
— Espera, me falto algo — lo tomé de la nuca y de la cintura para poder acercarlo lo más posible a mi y poder besarlo.
Amaba besar sus labios y más de esa manera tan pasional, con una danza interpretada por nuestras lenguas que no tenía precio. Amaba estar así con él, se sentía como estar en mi verdadero y único hogar.
— ¿Qué vas a preparar para desayunar? — pregunte luego de liberar su labios.
— Lo que tu quieras cielo.
— Entonces quiero un Harry Thomas Brown para desayunar.
— Y yo quiero unos huevos revueltos, mejor elijo yo el desayuno — siguió su camino y yo fui detrás de él.
— ¿Enserio me vas a dejar sin mi desayuno favorito?
— Tendrás que esperar, porque tu desayuno favorito tiene hambre de verdad.
— Aquí me tienes tesoro, desayuna de la forma que más te guste.
Se mordió el labio inferior mientras reía y rodó los ojos. Ese hombre no podía ser tan sexy.
Se me adelanto unos pasos y llegó a la cocina. Saco huevos de la nevera y preparo el café. Yo lo ayudé picando un poco de fruta y haciéndolo reír.
Cuando terminamos de desayunar se cambió de ropa y se llevó a Mango a dar un paseo, dijo que serían unos segundos y lo dejé ir solo, además debía bañarme y terminar de limpiar la cocina.
Con el último plato guardado en su lugar, me dirigí al baño y me metí a la ducha. Me sentí un hombre nuevo cuando salí, más relajado y tranquilo.
Me até una toalla a la cintura y abrí mi armario. Me costó unos segundos decidir lo que me monería y cuando lo decidí me vestí, me puse perfume y me peiné.
No vi ni a Mango o a Harry por la casa, recordé lo distraído que podía llegar a ser Harry, así que no me preocupe, seguro estarían a la orilla del mar jugando en la arena o metidos al agua.
Tomé mi teléfono y vi los millones de mensajes que tenía de mi madre y hermanos pidiendo que regresara. Los había estado ignorando todo este tiempo, no quería regresar.
Pero cuando recibí la tercera llamada desde que tenía el teléfono en la mano, atendí. Era mi madre.
— ¿Hola? — no sabía muy bien como sentirme si feliz por saber de ellos o enojado por estar constantemente arruinando mis mejores momentos.
— Hijo al fin contestas, nos tenías a todos preocupados... Tenemos que hablar — se le escuchaba algo alterada y me preocupe, pocas veces la había escuchado así.
— ¿Qué sucede?
— Tienes que regresar hijo, tu padre tuvo un accidente y acaba de fallecer.
Sentí como si algo se rompiese dentro de mi.
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Como en los cuentos de hadas
RomanceHarry, un psicólogo desempleado, intenta escapar de su realidad y su familia, decide visitar a sus tíos para encontrar esa paz que necesita. Leo, un reconocido médico veterinario, huye de su soledad y decide hacer unas vacaciones improvisadas a ca...