Las supernenas

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FLASHBACK

Hoy hace una semana desde que fue la fiesta y nos encontramos en la gala 0.

La posibilidad de entrar al programa sigue siendo eso, solo una posibilidad, y el tiempo parece un elástico interminable.

En medio de esta espera ansiosa, los recuerdos de aquella noche bailando con Violeta se mezclan con la anticipación del futuro incierto. ¿Qué pasará si al final entramos las dos?

Ya hemos cantado y estamos sentadas en el sofá a la espera de que nuestros compañeros terminen para que el jurado delibere.

Intento mantener la compostura mientras mi mente sigue atrapada en un torbellino de emociones, del que el brillo de los focos y el murmullo del público apenas logran distraerme.

El recuerdo de aquel instante con Violeta sigue fresco en mi memoria, y cada vez que nuestras miradas se cruzan en plató, siento cómo se me acelera el pulso y el corazón amenaza con escaparse de mi pecho.

Sin embargo, ella parece impasible, me sonríe dulcemente, pero con el tipo de dulzura que surge de la amabilidad de una persona y no fruto de algo más. ¿Fue solo solo un juego resultado del alcohol o hay algo más?

Mientras tanto, el tiempo avanza y el jurado comienza a exponer sus decisiones.

Martin,Violeta y Paul son los pases directos y yo no puedo contener mi sonrisa, porque si alguien merecía pasar la pasarela, era ella con esa actuación.

Me alegro también mucho por Martin y el hecho de que yo tenía razón.

Finalmente, llega el momento que tanto esperaba. El jurado anuncia que Juanjo, Bea, Ruslana y yo cruzaremos la pasarela para continuar en el concurso.

El corazón me late con fuerza mientras paso por la peseta y avanzo hacia el escenario, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo por lo que está por venir.

Al llegar, mis ojos buscan instintivamente, y entonces la veo. Violeta está allí, abrazando a Bea, pero cuando levanta la vista, nuestros ojos se encuentran en un instante y mi sorpresa es indescriptible. Soy yo quien está en su mirada, quien parece ser el centro de su atención en este momento.

Sin pensarlo dos veces, dejo de lado cualquier inhibición y corro hacia ella, atravesando la distancia que nos separa en un instante. Sus brazos se abren para recibirme, y en ese abrazo encuentro un refugio seguro en medio del barullo del plató.

Una hora más tarde, nos encontramos en la academia, reunidos alrededor de la directora, Noemí, mientras nos explica cómo será nuestra vida allí. Su voz resuena en el salón llena de autoridad y experiencia mientras nos explica las reglas.

"Como concursantes, tendréis la oportunidad de demostrar lo que valéis, pero no os confiéis. Esto no es nada fácil, ahora mismo estáis aquí los 16 pero dentro de dos semanas se irá uno de vosotros y a la semana siguiente otro y así..." nos precavía la 'mamá' del programa.

Mientras Noemí habla, mis ojos vagan por la habitación, captando los gestos y las interacciones entre mis compañeros. Fue entonces cuando veo a Violeta rodeando a Dena con el brazo, lo que me hace sentir una punzada de... ¿celos?, sentimiento que fue aplastado rápidamente cuando recordé que, además, Violeta tiene novia.

Seguimos avanzando por la academia y, en una de las paradas, siento como una mano envuelve mi cintura y mi corazón da un vuelco al reconocer de quién es. Un escalofrío me recorre la espalda mientras intento mantener la compostura.

"Es obvio que no significa nada. Es solo que Violeta es así de cariñosa con todo el mundo" intento tranquilizarme porque creo que, poco a poco, voy vislumbrando cómo es su personalidad.

Más tarde y ya en la habitación, entre chillidos, todos mis compañeros se encuentran decidiendo cuál será su cama para el resto del concurso. Es obvio donde quiero ponerme yo, pero no elegiré, en primer lugar, porque no quiero resultar obvia; en segundo, porque la persona con la que quiero dormir al lado aún no ha decidido cama.

"¿Y si nos ponemos las supernenas juntas?" propone Dena a Salma y a Violeta.

"Definitivamente, las supernenas a la acción" les dice Salma pasándoles el brazo por los hombros.

"Sí, sería genial" dice entusiasmada Violeta "dejadnos ponernos en camas contiguas, por favor" pide al resto de nuestros compañeros. Todos ceden ante la súplica, y yo siento una punzada de incomodidad al ver que quedo excluida de esa narrativa.

Salma me mira, y noto por su cara que sabe perfectamente cómo me siento. Ella me conoce más que nadie de los que están aquí dentro. Y, precisamente por eso, siento como un jarro de agua fría lo que dice a continuación.

"Chiara, tu puedes ser nuestra Mojo Jojo, así lentita" dice bromeando, pero con un deje malicioso.

"Aaaaa tu eres la cuarta supernena Kiki" dice Violeta ignorando el comentario de Salma pero yo ya estoy en busca de otra cama.

Encuentro una un poco más al fondo y estoy dejando mis cosas cuando Ruslana me dice con una seriedad que me sorprende "tú no estás dentro de ese grupo, hazme caso".

Sus palabras resuenan en mi mente como un eco persistente, ¿realmente no encajaba en el grupo de las supernenas?

Finalmente, decido poner distancia entre Violeta y yo. No porque quiera alejarme de ella, sino porque necesito tiempo para entender mis propios sentimientos y decidir qué hacer de acuerdo a ellos.

Y, a pesar de mi determinación de poner distancia, me encuentro durante el resto de la semana luchando contra un impulso imparable de acercarme a ella.

Cada vez que estamos en clase, mis ojos buscan inconscientemente su presencia, y a menudo me encuenntro ocupando el lugar contiguo al suyo, como si una fuerza invisible me atrajera hacia ella.

Incluso cuando estamos en los tiempos libres, todos sentados en el sofá, me veo buscando la manera de unirme a ella, de escuchar aquello que tiene que decir, de sumergirme en la familiaridad reconfortante de su presencia.

Violeta se encuentra tan presente en mis pensamientos, que incluso sueño con ella y con Denna, que discutimos por una canción. Al día siguiente se lo cuento y, sin extrañarle, apacigua mis pensamientos con un "No vamos a discutir, baby".

Y, a pesar de mis esfuerzos por discernir si mis sentimientos hacia Violeta tienen algún eco en su corazón, todo sigue igual. Cada interacción, cada gesto de amabilidad y cada palabra cariñosa solo refuerzan más la idea de que solo seremos amigas y nada más.

Incluso en momentos más íntimos, en los que a mi se me desboca el corazón, como cuando me pinta los labios, Violeta me trata con la misma ternura y consideración como a cualquier otra amiga.

En lo único en lo puedo encontrar consuelo, es que yo soy la única que la había llamado "Vivi". Y para mi significa que, a pesar de todo, hay algo especial entre nosotras. Sea del tipo que sea.


For the hope of it allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora