Tattoed Heart

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Siento como me suda la mano mientras sostengo la de Violeta, conduciéndola hacia el baño con una urgencia que apenas puedo contener.

Cada paso parece eterno, cada latido de mi corazón retumba en mis oídos mientras lucho por mantener la compostura.

El deseo de besarla me consume por dentro, haciendo que mi piel arda con una intensidad casi dolorosa.

Cada vez que nuestros cuerpos se encuentran en el camino, como consecuencia de la cantidad de gente que hay en el lugar, siento una chispa eléctrica que me recorre de pies a cabeza.

El baño está cada vez más cerca, y sé que una vez que estemos solas, no podré resistirme más a la tentación de tomar sus labios entre los míos.

Al abrir la puerta del baño, nos encontramos con una sorpresa inesperada: el lugar está abarrotado de chicas.

Y, por si fuera poco, veo al fondo que algunas de esas personas famosas tienen nuestra edad y probablemente nos conozcan, por la repercusión que ha tenido el programa.

Mis esperanzas de intimidad se desvanecen ligeramente, pero la urgencia sigue latiendo dentro de mí como un tambor frenético.

Sin decir una palabra, busco desesperadamente un cubículo vacío, y al encontrar uno, no pierdo tiempo en empujar a Violeta hacia adentro antes de cerrar la puerta tras de nosotras con un suspiro de alivio.

Entonces la atmósfera se vuelve tensa e íntima dentro del pequeño espacio, y puedo sentir el calor de su cuerpo tan cerca del mío, avivando aún más el fuego que arde en mi interior.

No debería haber hecho eso delante de mí. No tendría que haberme besado la mano de esa manera si no quería provocar esto.

Pero, sí que quiere. Esta vez estoy segura. Porque me mira con una intensidad que me deja sin aliento y sus ojos brillan con una chispa traviesa que nunca antes había visto.

Una sonrisa pícara baila en sus labios, revelando que ella ha entendido el juego mucho mejor que yo.

Su mirada me desnuda, leyendo cada uno de mis pensamientos y deseos más profundos, mientras que su sonrisa sugiere un desafío silencioso: ella ha ganado esta ronda, y yo estoy completamente a su merced.

"Ahora sí que vas a sentir de verdad lo de Jesús kiki" le advierto con una voz ronca que parece imposible que salga de mi cuerpo, haciendo referencia a la famosa frase.

Cuando mis labios se acercan a los suyos puedo ver cómo la sonrisa pícara de Violeta se desvanece en un instante de sorpresa, sin embargo, no me detengo.

Me lanzo entregándome al impulso de mi deseo, y nuestros labios se encuentran en un beso apasionado.

Al principio, parece que Violeta no me corresponde, como si estuviera luchando contra sí misma, pero pronto siento cómo se une a otra lucha: la del dominio del beso.

Nuestras bocas se mueven en perfecta sincronía, explorando y saboreando cada rincón con una urgencia que nos consume.

Sus manos se aferran a mi pelo con fuerza, mientras las mías se deslizan por su cintura, buscando el contacto más íntimo posible en medio de la pasión desenfrenada.

Nos convertimos en un torbellino de deseo, cada una luchando por superar a la otra en esta batalla de besos que nos está dejando sin aliento.

La pasión entre nosotras parece escalar a un nivel completamente nuevo mientras continuamos devorándonos en ese beso que no quiero que se termine nunca.

Mis manos, ávidas de contacto, se aventuran audazmente, deslizándose por su cintura y finalmente llegando a su trasero, donde lo toco con un atrevimiento que me sorprende a mí misma.

For the hope of it allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora