✧┊  ★ La heredera de Rowina Ravenclaw *ੈ✩‧₊˚ [COMPLETADA]

❍ | Ylva

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MUCHO POR APRENDER

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YLVA ESTABA FRENTE A ELLA EN EL SALÓN, bajando las escaleras con una sonrisa jovial en su rostro. Adelina entrecerró sus ojos y se cruzó de brazos. La anciana parecía muy despreocupada y feliz, pero ella no estaba tan contenta. Todo de ella dolía y tenía tierra y ramas en su cabello.

—Oh, querida—dijo Ylva con una pequeña risa burlona—. Ya me estaba preocupando de que no vinieras. Pero las mejores cosas se hacen esperar...—susurró a lo último, pero Adelina no se rió tanto como ella. La astróloga llegó al pie de la escalera y se detuvo—¡Oh vamos, no pongas esa cara!

Adelina estaba molesta y frustrada. —He tardado días en encontrarle—dijo—. Los carroñeros me perseguían constantemente, y casi no logré escapar.

Ylva se acercó a Adelina y la contempló de cerca. Luego le dio un abrazo cálido—Sé que ha sido difícil, pero lo he hecho para protegerte. Los mortífagos creen que saben dónde estoy, pero siempre los engaño.

Ylva se separó de Adelina y miró hacia el exterior, donde la luna brillaba sobre el bosque. —He estado dejando pistas que solo tú podrías seguir con tu magia—, dijo—. He tenido que cambiar de ubicación constantemente, pero siempre dejaba algo para que pudieras encontrarme.

Adelina escuchaba con atención, sentada junto a la chimenea del salón. —Entonces, ¿dónde estabas todo este tiempo?—preguntó.

Ylva sonrió de nuevo. —He estado aquí y allá, moviéndome a través del bosque y usando mis poderes para evitar a los mortífagos. Pero ahora que estás aquí, podemos enfrentarlos juntas.

La señora le guiñó el ojo. Adelina se levantó y miró a Ylva con determinación.

—Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer?—preguntó Adelina.

Ylva caminó hacia la chimenea y cogió un trozo de carbón con sus dedos largos y magras. Empezó a dibujar símbolos extraños y complejos en el suelo de piedra.

—Necesitamos crear un hechizo de protección—dijo—. Algo que nos proteja de los mortífagos y nos permita luchar contra ellos sin tener que confrontarlos cara a cara mientras tú te preparas.