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Nemo and his diary
|| Jocelynne ||













Nemo and his diary || Jocelynne ||

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🎧 RUNAWAY BABY — BRUNO MARS

Me adentré por la cueva, cautelosa. Era estrecho, oscuro y olía a humedad.

Y a mierda.

—¡Ten cuidado! —Gritó Hank desde el otro lado. —Sigue nuestras instrucciones, no sabemos qué habrá ahí dentro.

El sujetaba la liana que colgaba de mi cintura mientras me escurría por aquel agradable lugar. Súper seguro, vamos.

Pegué un grito repentino, vi mi vida delante de mis ojos y recordé a mi familiares. Luego me calmé cuando vi que solo eran unos gusanos cerca del cráneo de algo que definitivamente no quería saber que era.

—¿¡JOCELYNNE!? —Oí a Sean, acompañado de su padrastro.

—¡Estoy bien! ¡Falsa alarma!

Poco después salí de aquel pasadizo que llevaba a una especia de búnker.

—¡Estoy dentro! —Avisé.

Caminé con lentitud, alumbrando con la linterna que me acompañaba. Realmente no distinguía nada más que rocas llenas de polvo, tierra y telarañas; bichos —vivos o muertos—, entre otras asquerosidades. Que lugar bonito en el que ser enterrado. Bajé mi linterna y la apagué. En el centro del lugar se encontraba un antiguo trono polvoroso, sucio... Ah, y con el esqueleto de Nemo.

No estaba realmente sorprendida, era obvio que iba a estar ahí. De todas maneras aparte la mirada por un momento. El cuerpo estaba decorado con antiguos y elegantes ropajes, perlas y caras joyas, y se aferraba a un libro forrado con cuero y los bordes decorados con oro. Su diario.

Me copiaré del diseño.

Se lo agarré gentilmente, —de un estirón, casi rompiendo su brazo— y con un soplido, quité el polvo que tenía encima. Cautivada por el tesoro, lo abrí de inmediato encontrándome con letras ilegible para mis ojos. Lo cerré en decepción.

—¡JODER! ¡PUTO BICHO! —Grité, pegándole un tortazo, con el lujoso diario de Nemo, a un ciempiés gigante al que le había parecido divertido tirarse encima mío.

Chúpate esa bicho asqueroso.

No se si fue mi poderoso golpe, pero el lugar empezó a temblar. El polvo del techo empezó a caer y se oían las grietas romperse cada vez más. Eso no sonaba muy estable.

Me aferré al diario. Eso era lo más importante ahora mismo, si no lo llevaba conmigo no podríamos salir de la isla. Corrí lo más rápido que pude, esquivando las piedras que caían a mi alrededor. Me tiré en el pasadizo gateando y gritando por ayuda.

—¡SEAN! ¡SEAN! —Moví la liana, esperando que me notaran.

Sean agarró la liana, y con ayuda de Hank, tiraron de mi ayudándome a salir. Todo explotó detrás mía y salimos disparados contra el suelo en una nuevo de polvo.

Tosí cuando estaba lo suficientemente consciente para levantarme

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Tosí cuando estaba lo suficientemente consciente para levantarme. Sean tosió debajo mío y se aferró ligeramente a mí.

¿Qué?

Levanté la cabeza, viendo su rostro que me miraba con sorpresa. Él desapretó su agarre y yo levanté ligeramente mi torso, aún desorientada.

—Hola. —Me miró con una sonrisa atontada. Se golpeó fuerte la cabeza.

—Adiós. —Me puse en pie y me quité el polvo, ignorando totalmente al chico.

Y si tengo que ser complemente honesta... Se veía tan lindo con esa sonrisa.

Pero era Sean, así que esa lindura se iba. ¿Cierto?

—Esta en otro idioma. —Avise, poniendo al lado de Alexander quien ya revisaba el diario—. Parece sánscrito.

—Casi. Es hindi, Nemo era de la india.—Asentí, esperando que leyera—. Aquí dice que el Nautilus está en una cueva de Basaltus, justo al otro lado de la isla, bajo el acantilado de Poseidón. Conozco ese lugar.

—Bien. Pues ahí iremos. —Hank afirmó.

—¿Y qué ruta será la mejor? —Preguntó sorprendentemente Gabato, era su primera pregunta coherente.

—La más segura es siguiendo la costa, pero la más rápida es cruzando por el interior de la isla.

Sean se dio la vuelta y miró a su padrastro.

—¿Qué opinas, Hank? —Preguntó

—No tenemos opción, la ruta más rápida.

—Os advierto que el interior de la isla está lleno de montañas escarpadas, oscuras selvas y aterradoras criaturas. Solo los más valientes podrán cruzarlo.

Qué ánimos.

—Bueno, ¿quien se apunta?— Finalizó, riendo.

Y para cuando me di cuenta, ya estábamos empezando el viaje.

Y para cuando me di cuenta, ya estábamos empezando el viaje

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GORGEOUS - Sean AndersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora