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Pαʅαυ?
|| Sean ||

No sabía el porqué, o bueno, en realidad sí

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No sabía el porqué, o bueno, en realidad sí. Pero la policía estaba detrás mía. Las escandalosas sirenas habían despertado a la mitad del vecindario, y yo había excedido todos los límites de velocidad existentes.

—Vamos, Sean... Tú puedes.- Mis propios ánimos no me animaban. Estaba enfrente de un rampa, realmente no sabía donde caería, pero era mejor que dejar que me pillaran, ¿no?

Me da que no

Había escapado de múltiples coches, evitado ser atropellado, tranquilizado a un perro rabioso y sobrevivido al ataque de una sábana colgada, todo en una noche.
¿Qué podría hacerme una rampa?

No lo pensé mas, aceleré, mas de lo que ya lo había hecho, y me lancé. Lo único que sentí fue mis intestinos apunto de salir de mi cuerpo. Y después agua, mucha agua. Agua, pero no aire. Segundos después me aferre a la superficie con una mano y con la otra me quité el casco, intentando recuperar el aire que me había faltado.

—Buenas noches oficiales, ¿os apetece un bañito?- Sonreí al ser apuntado con la linterna, pero los mayores solo me miraron con desaprobación.

Me sacaron de la piscina y una enfermera me revisó superficialmente en la ambulancia. Al acabar me entregaron una toalla y me dejaron esperando. Estaba sorprendido de no tener unas esposas en mis muñecas, aunque más lo estaba de no haber salido herido de mi súper salto mortal. Esperé durante varios minutos hasta que, mediante un grito, subí la cabeza.

—¡Niño!- Gritó el oficial volteándose hacia mí.—¡Tu padrastro está aquí!

Volteé los ojos al ver a Hank, siempre tan amable de venir. Me levante a mala gana y camine hacia el coche.

—Tutor legal.-Corregí.

—Si no fuera por mí, pasarías seis meses en el centro juvenil.

—Estaría mejor.- Afirmé. Al final de todo, yo nunca le había pedido su ayuda.

Montamos en el coche en silencio. La tensión era tal que se podía cortar con un cuchillo, pero yo no quería hablar con él, y él no sabía como hablar conmigo sin mi madre delante.

Cuando el coche se detuvo y bajamos, los coloridos vidrios que decoran la puerta de mi casa me dejaron ver la silueta de mi madre. Me atreví a abrir la puerta y ella me miro, con furia, pero más tranquila al ver que seguía vivo.

—¿Puedes explicarme por qué has entrado ilegalmente en un centro de satélites?

—No te preocupes, mamá. No es nada, en serio.- Respondí, intentando tranquilizarla y quitarle importancia. Fui a la cocina intentando evitar mas preguntas, pero ella me siguió, aún mas enfadada que antes.

—¿La policía llamando en medio de la noche no es nada?- Seguí caminado, sin contestar. —¿Sean?- Se rindió al ver que no contestaba y se fue al salón, junto a Hank.

GORGEOUS - Sean AndersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora