Push.

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+2000 palabras.
Recomendación: leer la letra de la canción antes o después de leer para que tenga más sentido.
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Rodrigo e Iván se conocían desde hace un tiempo, incluso llegaron a tener un romance que...no resultó realmente. Rodrigo metió la pata accidentalmente por enojarse por algo tonto, sin contar que después empezó a tener algunos problemas personales. Se lo explicó a Iván, pero aún así, la relación terminó al poco tiempo de haber iniciado.

Rodrigo quedó bastante mal en su momento, pero pudo superarlo...o eso creyó, porque...se dió cuenta de que todavía amaba a Iván. Lo amaba y no como amaba a sus amigos o familia, no. Aún tenía sentimientos por el, y afortunadamente, Iván los aceptó y le confesó que también lo amaba.

Los primeros días todo marchaba bien; Rodrigo amaba cada pequeño detalle de Iván, amaba que fuera más alto que el, su piel, su risa, sus labios, esa sonrisa que conquista a cualquiera, sus ojitos oscuros y tan hipnotizantes, su carácter, su cabello negro, sus manos, su cuerpo, sus manías, sus chistes, las salidas con el, las charlas, los momentos que compartían, la forma que el azabache tenía para expresarse, sus abrazos, sus besos, la forma de su nariz y su rostro, cómo se vestía, su voz, todo. Simplemente estaba perdidamente enamorado de ese chico y no podía poner a enumerar las razones de por qué lo amaba tanto, no le alcanzaban las palabras y sentía que incluso si hacía una lista, algo se le iba a olvidar; prefería dejar todo en que estaba totalmente seguro de que se enamoró de su lindo chico por su forma de ser.

Y el...bueno, el no era la gran cosa; medía 1.64 mientras que Iván medía 1.80, no era precisamente carilindo, tenía los ojos verdes y totalmente ojerosos por falta de sueño, no tenía un físico muy envidiable, su cabello era castaño...lo único que realmente siempre le gustó de el fue su nariz. Su nariz era lo único que estaba bien en el, lo demás...no había mucho que decir. Había días en que tenía autoestima, en otros no, y en algunos solo ocultaba lo inseguro que se sentía.

Incluso llegó a pensar que...no era suficiente para Iván. El oji-verde siempre supo que su novio era más bien frío y que no era fanático del contacto físico, y que le costaba expresarse, todo lo contrario a el; el amaba abrazar a quien sea, no era frío, y...bueno, a veces sí le costaba mucho decir lo que sentía, sobretodo a la hora de decirle cuánto lo amaba. Se trababa por nervios, y aunque en su mente las palabras sonaban bien, a la hora de decirlas...no podía, se quedaban atascadas en su garganta y quería golpearse por eso. Ni siquiera escribiendo podía expresar del todo lo que sentía, y eso lo frustraba; el pelinegro le dijo que no hacía falta, que todo estaba bien, que lo amaba...pero para el castaño no era suficiente, el no era suficiente.

Así era como se sentía siempre. Insuficiente. Quería hacer reír a su pareja, quería hacerlo feliz, quería hacerlo sentir como si fuera el único chico que existiera en el mundo, como el único que es verdaderamente hermoso, quería hacerlo sentir suficiente y bien consigo mismo, quería consolarlo en su peor momento y hacerlo sonreír en las buenas y en las malas, quería dormir a su lado, quería dedicarle canciones y salir con el a diario...entre muchas otras cosas.

Pero no todo lo lindo es para siempre. A Rodrigo se le empezó a venir el mundo abajo por sus inseguridades, y no quería alarmar a nadie, pero se notaba un pequeño cambio. Eso sin contar que constantemente estaba ocupado, y cuando estaba libre, quería pasar el tiempo con Iván y también con sus amigos o su familia. Pero dejando de lado eso, la relación empezó a ir mal también, y todo fue...repentino, al menos para el.

Un día, estaba con Iván en su departamento; estaban haciendo algunas tonterías, karaoke...y el castaño notó que de repente, el azabache empezó a cambiar la actitud. Eso lo alarmó, ¿Había hecho algo mal? ¿Dijo algo? ¿Quizás tuvo un mal recuerdo? No lo sabía, y aunque le preguntó varias veces si todo estaba bien, Iván decía que sí, pero no parecía ser verdad, así que el castaño hizo lo que podía por animarlo...incluso puso videos cómicos para intentar aunque sea que sonría, pero el azabache...simplemente parecía inmerso en otro mundo, y eso estaba matando al oji-verde.

One-Shots Rodrivan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora