Mary on a Cross (I).

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AU de cubitos.

-¡Ay dios, cerra el orto, pelotudo de mierda!-Gritó Carrera para que su amigo lo deje en paz.

-Bue, bue, no te enojes, perdón.-Robleis alzó los brazos a modo de defensa y Carre rodó los ojos.- Es que no te puedo creer que posta hicieras esa boludez.

-Sh, calladito te ves más bonito.-Lo miró y vió que este se había tapado la boca con las manos.

-¡Un halago, no te la creo!

-Ay dios, que pelotudo que sos...-Se empezó a reír junto con el.

-Y así me querés.

-Y, por algo vine de visita desde otro lado que queda en la loma del orto.

-Claro, claro, tiene lógica. Sos un genio.

-Bueno, eh, ¿Me llevás a algún lado? Tengo ganas de salir y conocer todo.-Lo miró expectante y casi teniendo que ponerle ojitos tiernos; por suerte, Robleis cedió.

No lo llevó a recorrer todo porque lógicamente el tiempo no alcanzaba, pero al menos ya estaba familiarizado con algunas partes del lugar. Sobretodo con uno. Uno donde, cuando los rayos del sol empezaban a cesar dejando a la vista un muy bonito atardecer, los había visto reflejarse en cierto chico pelinegro, de camisa color aqua, pantalones azules, alto, que usaba lentes y que era un híbrido de oso.

Pero, para su desgracia, no solo Robleis le advirtió sobre el, sino que la mayoría le dijo que el chico era peligroso, malhumorado, y que nunca se lo veía con nadie. ¿Les hizo caso?...no. Dicen que la curiosidad mató al gato, y casualmente, el era un híbrido de estos.

-¿Te sabés el camino para volver a mi casa?-Le preguntó Robleis antes de dejarlo ir.

-Sí, tranca.

-Bueno...tené mucho cuidado, por favor.-Y con esa última advertencia, Robleis se fue, dejando que Carre haga lo que quisiera y ese algo era hablarle a Spreen. Así le habían dicho que se llamaba.

-Ehhh, ¿Hola?-Saludó con una tímida sonrisa una vez que se acercó a el; pudo notar que el chico había fruncido el ceño y que se enderezó, haciéndolo ver un poco más alto de lo que ya era.

-¿Qué querés?-Buen inicio, pensó Carre. Esas palabras habían salido increíblemente frías y casi con molestia.

-¿Charlar? ¿Socializar? ¿Conocerte?-Ladeó la cabeza y luego extendió su mano.- Soy Carrera. Un gusto.

-Me gustaría decir lo mismo.-Murmuró sin interés y ni siquiera le estrechó la mano, cosa que en el fondo avergonzó al más bajo.- Escúchame, no sé por qué mierda entre todos me quisiste hablar a mi; si es por lástima porque estoy más solo que un perro, te aviso que no necesito compañía.-Sin más que decir, se empezó a alejar, pero el otro no se pensaba rendir, así que lo siguió.

-¿Por qué no? Todos necesitamos al menos a una persona para no volvernos locos.

-En primer lugar, ya lo estoy. En segundo, no necesito a nadie más que a mí mismo, los demás son como piedras en el camino que con el tiempo tenés que cuidar.

-¿Y eso es malo?-El más bajo pudo ponerse frente a el y escuchó un claro y pesado suspiro.

-Me estás irritando mucho, enano...

-No sos tan malo como dicen.-Soltó de repente y Spreen frunció el ceño.

-...¿A qué te referís?

-Me dijeron que eras "malo, peligroso"...-Dijo imitando con cierta gracia el tono con el que le advirtieron.- y también que eras malhumorado. En eso sí tienen razón, peeeero...cada uno...

One-Shots Rodrivan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora