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Acepto que en ese momento me molestaba demasiado su comportamiento. Me dio un puñetazo el maldito primer día, me aguanté tanto las ganas de devolvérselo. Yo era una persona sumamente problemática en mi antigua escuela, pero ahí no quería empezar con el pie izquierdo. Quería rehacer mi vida.
Y tampoco voy a mentir que en momentos me molestaba demasiado su actitud, era ridículamente infantil para mí. Pero su infancia o la información que tenía de esta, y mi mamá me hacían detenerme... Tenía que hacerme amigo de él e "investigar" sobre los moretones y cortaduras que él portaba a diario. Los primeros días no lo aguantaba, lo repito, era tan molesto... Era inexplicable y sumamente irritante. O algo así, también en momentos me llegaba a preocupar genuinamente por él, pero al final de cuentas... Solo trataba de ser su amigo para sacarle información.
Nunca fui fan de hacerme cercano a personas con una salud mental no muy sana. Yo ya estaba mal, ellos me harían empeorar.
A veces le quería gritar todas sus verdades a la cara, pero luego recordaba que yo las merecía más que él. Miguel sabía todas sus verdades.
Cuando se trataba de Miguel en ese momento yo era muy bipolar; odiaba especialmente cómo me quería alejar de los demás.
Sí, estaba en esa preparatoria solo por él, pero también para volver a estudiar, mejorar como persona, para probarme a mí mismo y hacer uno que otro amigo...
Miguel solo me hablaba mal de todos y no me dejaba acercarme a nadie porque todos "estaban locos".
...
Entendía su comportamiento de alguna manera, pero... Había muchas personas que habían pasado por el mismo sufrimiento y seguían siendo "buenas".
O eso pensé.
Me sentí culpable después (lo sigo haciendo) con algunos pensamientos negativos en torno a él, pero es que, simplemente no conocía todo lo que había pasado. Tampoco me puedo culpar tanto.
Desde el principio solo me acerqué a él para darle noticias de su bienestar a su papá biológico, que seguramente no lo había visto desde hacía años. Porque simplemente quería ganar su confianza para que me revelara sus secretos y yo los expusiera a su papá.
Porque solo pensé y di por hecho que tenía problemas familiares, solo los que yo sabía.
Mi error fue dar por hecho que lo único que yo sabía era todo lo que le pasaba.
Tal vez sabía más de Miguel de lo que los demás compañeros sabían, pero no lo sabía todo. Me faltaba mucho.
Un día en particular, semanas después de que llegué a esa preparatoria, le dije algunas palabras de las que me arrepiento de cierta manera. Aunque sin ese dolor que le causó, no podría haberme acercado y entenderlo más.
