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{🫀}
— Me haces sentir seguro.— Le dije, y pude notar una sonrisa inmediata. Dirigí mi mirada a mi teléfono, para después volver a levantarla.
— Me haces sentir especial.— Continúe, no sabía ni por que lo estaba diciendo. No tenía razón, pero a Luis no pareció importarle y me miró de manera atenta.
— Eres especial. — Me dijo, y pude sentir una gran felicidad interna, me estremeció. Apagué mi teléfono y lo dejé en un mueble cercano. Tal vez, solo por esta vez, me podía dar el lujo de creer.
Yo soy especial porque él piensa que soy especial.
— Tú lo eres más, y estar a tu lado me hace ser más especial.
— Yo creo que ya eres lo suficientemente especial, más que todos, más que yo.
No habíamos hecho ningún movimiento desde hace mucho, a pesar de saber que sentíamos algo uno por el otro, no por pena o miedo, simplemente no se daba el momento y no sabíamos cómo hacer el momento.
— Mentiroso. — Resople fingiendo enojo y después me reí. — Solo contigo a mi lado me siento humano.
Realmente quería algo con Luis, algo serio.
— Tú ya eres un humano.— Me volvió a reconfortar. Amo sus palabras. Sentí su brazo rodeándome y no pude evitar aceptarlo, me acerqué más a él arrastrándome en la cama. Quería sentirlo lo más cerca posible, me hace sentir feliz, seguro. Como si con él nada me puede pasar.
— No me entiendes.
— ¿Entonces? ¿Qué me quieres decir?
Me quedé en silencio. Apreté mi puño debajo de las sábanas agarrando coraje, sabía que Luis nunca me juzgaría, pero me seguía dando muchos nervios pro alguna razón.
— Que yo no soy especial Luis, lo sabes. Pero tú me haces ser especial, y eso te hace especial también. Yo nunca me sentí completo, nunca me sentí bien, pero tú lo haces. ¿Me entiendes?
No me respondió, solo sonrió. Tal vez pensando que era tonto lo que acababa de decir. Me abrazo más fuerte, se acercó en un movimiento rápido y ahora los dos estábamos totalmente pegados. No me molestó en lo absoluto, me hizo sentir amado. Escondió su cara entre la parte de mi hombro y cuello. Note su cuerpo más tranquilo, como si ya se hubiera dormido, y yo solo lo rodeé con mis brazos de vuelta.
— Yo también me siento así. — Me contestó, pero yo sabía que él nunca había estado en una situación tan baja como la mía. Está bien, me dije, él no lo sabe. — Supongo que es normal cuand-
— Somos novios. — Respondí rápidamente. Solté la última sílaba con un suspiro, mi corazón latía como nunca y estoy seguro de que Luis lo notó. Nuestra relación se basaba en dar pasos pequeños y de repente dar uno gigante, arriesgándonos.
