CAP 8

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...
–"El niño es mío? ¿Está absolutamente seguro?" –preguntó Yoongi, apretándose el teléfono a la oreja.
–"Sí, es suyo" –dijo una voz al otro lado de la línea y siguió hablando sobre genética y porcentajes.
A Yoongi se le aceleró el corazón. Sentía algo parecido a… ¿alegría?
Nada podía haberlo preparado para la profunda respuesta visceral que invadió su cuerpo.
Su hijo.
Su familia.
Las palabras resonaban en sus oídos, la sangre se le agolpaba en las venas.
–"Gracias" –dijo él, interrumpiendo al médico al otro lado del teléfono. –"Sí, quiero el informe escrito".
Después de colgar, Yoongi posó la vista en la ventana, hacia las calles de Londres. El cielo era una mezcla de azul y nubes grises. Todavía no se había acostumbrado a tanta lluvia, a pesar de que se había mudado a vivir en Inglaterra hacía diez años.
De pronto, sintió nostalgia del sol de su Corea natal. Recordó el olor de hierbas silvestres, la sal en el aire, la libertad de correr libre en la playa.
En Inglaterra, tenía un proyecto a medio empezar, la casa de retiro que iba a comprar en la campiña inglesa. Pero sus negocios estaban en la ciudad.
Debía pensar lo que era mejor para su hijo. Al menos, una cosa era segura. Su bebé crecería protegido y bien cuidado. Sería amado como él mismo nunca lo había sido.
Sumido en sus pensamientos, tomó el teléfono.
...
–"¿Corea? ¡No lo dices en serio!"
–"Es una idea excelente".
Al percibir la tranquila firmeza en la voz de Yoongi, Jimin estuvo a punto de ponerse histérico.
¿Qué iba a hacer él en Corea?
Respiró hondo una vez. Dos. Estaba encogido bajo el saliente de un tejado, en la calle, para cobijarse de la lluvia que ya le había empapado los pantalones, mientras iba a pie al trabajo.
Entonces, una imagen que había visto una vez en una foto asomó a su mente. Barcos de colores brillantes meciéndose en aguas cristalinas, en un puerto bañado por el sol. Toda la escena invitaba a la calma, a la felicidad.
Un frío goterón de lluvia le salpicó en la mejilla y le corrió por el cuello. Jimin tiritó.
–"No puedo dejarlo todo para ir a Corea. Tengo un trabajo y…"
–"Eso no es problema".
La voz profunda y varonil de Yoongi lo hizo estremecer, pero no de frío. Ese hombre ni siquiera le caía bien. ¿Pero por qué reaccionaba así a él?
–"Lo siento. No te entiendo".
–"He hablado con tu jefa".
–"¿Que has hecho qué?" –le espetó Jimin, levantando la voz.
–"Le expliqué que necesitabas descansar y recuperar fuerzas…"
–"¿Le has dicho que estoy en cinta?" –inquirió él, furioso.
Min Yoongi tenía el maldito talento de sacarlo de quicio.
–"Claro que no. Solo le he dicho que estoy preocupado por tu salud".
–"Eso no es algo que tengas que hablar con mi jefa" –dijo él. No podía permitirse el lujo de irse de vacaciones. –"Si quiero pedir unos días libres, lo haré yo mismo. Pero no puedo".
–"Claro que puedes".
–"¿Cómo dices?" –preguntó él, subiéndose el cuello del abrigo.
–"Tu jefa se alegra de que te vayas".
–"No puedo dejar mi trabajo" –insistió Jimin.
Sabía que era muy probable que, si se iba unos días, se quedaría sin su empleo.
–"¿Siempre eres tan obstinado?"
–"¿Y tú siempre diriges la vida de los demás?"
Su risa, profunda y viril, le supo a Jimin como chocolate caliente.
–"Touché" –dijo él. –"Si estás preocupado por tu sueldo, yo cubriré tus gastos mientras estemos fuera. Y pagaré tu alquiler".
Sí, por supuesto que estaba preocupado por el dinero, reconoció Jimin para sus adentros.
Pero no era solo eso. Era la forma en que él se inmiscuía en su vida. Solo porque estaba embarazado de su hijo.
Intentó alimentar su furia con esos pensamientos, aunque solo consiguió encogerse un poco más bajo el tejado.
–"Piensa en el bebé" –dijo él. –"Necesita que estés descansado y sano".
–"Muchas mujeres y donceles  trabajan durante el embarazo" –replicó Jimin, negándose a sentirse culpable por eso.
–"Claro. Pero seguro que la mayoría agradecería tener tiempo para descansar. Además, tenemos que hablar y tomar decisiones de futuro. ¿No es mejor hacerlo cuando estemos tranquilos y de vacaciones?"
Jimin se encogió otra vez cuando le oyó pronunciar la palabra «decisiones». Temía que él ya tenía tomadas sus decisiones respecto al futuro del niño y pretendía salirse con la suya.
–"Ahora no puedo hablar. Llego tarde" –se excusó él. Tenía el rostro mojado por las gotas que arrastraba el viento.
–"Tenemos que hablar. Pensar los detalles".
Jimin estuvo a punto de decir que no tenían nada de que hablar. Sin embargo, sabía que él tenía razón. Lo malo era que se sentía demasiado acorralado.
–"Te llamo luego, Yoongi".
Pero colgar el teléfono no le sirvió para quitarse las palabras de él de la cabeza. Sobre todo, cuando llegó a la cafetería y Lisa le preguntó cuándo se iba a Corea con ese hombre tan guapo. También, le aseguró a Jimin que seguiría teniendo un puesto para él cuando volviera.
Luego, cuando llegó a casa, su casero le confirmó que el alquiler del mes siguiente había sido pagado.
Al final, Jimin comprendió que no le quedaban más excusas.
Iba a irse a Corea con el padre de su bebé. Era el único hombre con el que se sentía tentado de lanzarse a la aventura y vivir el momento.
...
Como siempre, Jimin se negó a ponerle las cosas fáciles. Cualquier otrose habría entusiasmado ante la perspectiva de irse de vacaciones a Asia. Pero Jimin, no.

EN TUS REDES - YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora