CAP 12

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Jimin se estiró el traje con las manos. La tela era delicada como la seda.
Al principio, se había negado a que Yoongi le comprara un traje y zapatos para llevar esa noche. Odiaba que lo mantuvieran. Estaba bien que él contribuyera a la manutención de su hijo, pero sus gastos personales eran solo cosa suya.
Sin embargo, cuando se había dado cuenta de que su equipaje de viaje consistía solo en pantalones cortos, vaqueros y dos gastados trajes de verano, había cambiado de idea. Además, la secretaria de Yoongi en Seúl, Jisoo, le había asegurado que los invitados de la fiesta de esa noche irían vestidos de gala.
Con reticencia, Jimin había aceptado. Se había dejado ayudar por Jisoo, que la había llevado a las mejores tiendas de ropa de Seúl. Y lo cierto era que lo había pasado bien yendo de compras. A pesar de su aire elegante y sofisticado, Jisoo era divertida y tenía buen ojo para la moda.
Jimin nunca se había sentido tan guapo.
Se volvió delante del espejo, mientras los finos pliegues del traje color zafiro brillando a su alrededor. El cuerpo del traje también era de un tejido brillante, sujeto con unos delgados adornos que relucían como si estuvieran hechos de gemas preciosas en vez de lentejuelas. Hasta sus zapatos de seda azul tenían cuentas que reflejaban la luz cuando se movía.
Yoongi no podría ignorarlo vestido así.
Aunque él no lo había ignorado en ningún momento. Después de la conversación del día anterior, se había mostrado… considerado. Tan considerado que lo había dejado después de la cena, diciéndole que entendía que debía de estar cansado, y se había dirigido a su despacho a trabajar.
Jimin se había quedado tumbado despierto durante horas, esperando que se reuniera con él, ansiando volver a hacer el amor. Pero no había sido así. Cuando se había despertado esa mañana, justo a tiempo para salir para tomar su vuelo a Seúl, se había sentido inseguro y lleno de deseo.
No sabía qué le preocupaba más, si lo mucho que necesitaba dormir con Yoongi o la posibilidad de que él se hubiera cansado de tener sexo con él.
¿O sería a causa de lo que le había contado de su pasado?
Sin embargo, Jimin se negaba a sentirse una víctima. Se puso la única joya decente que tenía alrededor del cuello, diciéndose que no le importaba que él no hubiera ido a buscarlo la noche anterior.
Entonces, se llevó la mano al vientre. Había ido allí a planear el futuro de su hijo. Y para conocer Korea. No para volverse loca por Yoongi.
Esa tarde, habían visitado la Torre Namsan a y el museo central. Se había maravillado contemplando las esculturas que, hasta entonces, solo había conocido en los libros. Todo le había parecido muy hermoso. Aun así, todo el tiempo se lo había pasado pensando en otra escultura, una viva, cálida, imponente. Un hombre de carne y hueso que hacía que se derritiera solo con mirarlo.
Alguien llamó a la puerta, sacándolo de sus pensamientos.

–"¿Jimin? ¿Estás listo?"

El abrió los ojos con excitación ante el espejo.
Nunca había ido a la inauguración de una exposición. Nunca había salido por la noche, a excepción de la vez que había ido a cenar con sus compañeros de trabajo en un pub local. Pero su excitación se debía a razones diferentes.
Le gustaba Yoongi.
Era un tonto. Provenían de mundos diferentes y, tras acordar un plan para criar a su hijo, se separarían. Mientras, sin embargo, Jimin estaba decidido a disfrutar del momento. Tenía demasiada experiencia en dejar que la vida pasara de largo.

–"¡Ya voy!"

Sí. Sin duda, Jimin sabía lo que quería.

...

–"Estás precioso".

Yoongi se quedó con la boca abierta. Al verlo, tuvo ganas de comérselo, de besar cada milímetro de su piel y…

–"Y tú" –contestó él con una sonrisa y ojos relucientes.

Él no lo había visto sonreír así desde su primera noche en Londres. Era una sonrisa que le volvía loco. Pero debía ser prudente con él. Al fin y al cabo, estaba en cinta y necesitaba ser tratado con delicadeza.
La noche anterior, después de todo lo que él le había contado, había parecido agotado. Sus ojeras le habían recordado a Yoongi que no lo había dejado dormir el día antes. Por eso, había evitado acostarse con él. Al final, se había tenido que pasar horas haciendo ejercicio en el gimnasio y, luego, largos en la piscina, para calmar su ardiente deseo.
Había comprendido lo mucho que se había equivocado respecto a él. En realidad, había sido virgen cuando se había acostado con él. Recordó su primera noche, el momento de tensa rigidez y de duda en que, al penetrarlo, él había sospechado la verdad. En el presente, al recordarlo, se sentía obligado a contener sus impulsos y su deseo. Jimin estaba en cinta, era inexperto y necesitaba descanso.
¿Pero cómo iba a poder mantener las manos lejos de él cuando estaba tan guapo?

EN TUS REDES - YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora