EN TUS REDES - YOONMIN

CAP 10

El cerebro de Jimin entró en cortocircuito. Cuando Yoongi hundió el rostro en su pelo, le temblaron las piernas. Su enorme cuerpo lo envolvía, llenándolo de calidez.
Reconoció en los ojos de él el mismo deseo que esa noche en Londres. Y le llegó al alma. Igual que cuando lo había visto bailar aquella varonil danza coreana. Solo había tenido ojos para él.
Yoongi había hecho mucho por él. Le había introducido a los placeres del sexo. ¿Quizá por eso su cuerpo respondía de esa manera a su contacto? Aunque, si solo se trataba de atracción sexual, ¿por qué tenía ganas de saberlo todo sobre él? ¿Por qué había absorbido con interés toda la información que los invitados le habían dado sobre su anfitrión?

Yoongi levantó la cabeza, mirándolo a los ojos.

Él contuvo la respiración.

–"Te deseo, Jimin ".

Era una afirmación, clara y directa. También debía de ser una pregunta, porque él no movió un músculo. Jimin percibió la atmósfera llena de tensión.
O, tal vez, era su propio cuerpo, que se negaba a demostrar prudencia y retirarse.
Sin embargo, Jimin no quería irse. Cerró los ojos, mientras una corriente de excitación le atravesó el pecho, con los pezones endurecidos debajo de la fina bata, pasando por el vientre y la húmeda entrepierna, hasta las puntas de los pies e, incluso, hasta las orejas. Todo su cuerpo se había convertido en una zona erógena, estremeciéndose y latiendo con expectación.

–"Y tú me deseas a mí".

Jimin abrió los ojos. En la penumbra, no podía ver el color de sus pupilas, pero no tenía duda sobre la intensidad de su mirada.

–"Sí" –afirmó él, incapaz de mentir.

La palabra salió de su boca con un hondo suspiro de alivio. El orgullo y el miedo le habían obligado a ocultar su deseo, pero era algo innegable.

–"Bueno, pues no perdamos más tiempo" –sugirió él con una sonrisa deslumbrante.

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Lo tomó en sus brazos, con uno en la espalda de él y otro bajo sus piernas y volvió a su dormitorio. Jimin se preguntó dónde había quedado su sentido común. Pero no le importaba. Nunca había deseado nada tanto en su vida.
Yoongi lo dejó en el suelo, junto a la cama. Casi en el mismo movimiento, le sacó la bata.
Él contuvo la respiración, sorprendido. Automáticamente, se tapó el pecho con una mano y su entrepierna con la otra.

Yoongi murmuró algo en coreano daegudense, algo que él no entendió pero que le resultó sumamente excitante.

–"¿Por qué esconder tan hermoso cuerpo?"

Jimin abrió la boca para decir que ningún hombre lo había visto desnudo jamás, a excepción de él, pero se mordió la lengua. Si se lo decía, no le creería.
¿Como podía ansiar entregarse a alguien que no confiaba en él?
Pero así era.

Yoongi le apartó los brazos del cuerpo y suspiró, contemplándolo con admiración, devorándolo con los ojos.
Entonces, en vez de vergüenza, Jimin sintió una inyección de poder y orgullo. Él posó los ojos en su estómago y, luego, la palma de la mano, donde su bebé anidaba.
En esa ocasión, una mezcla de sentimientos invadió a Jimin. Sobre todo, estaba emocionado al pensar en el bebé que habían creado juntos. Y lo mismo leyó en la expresión de él.
De pronto, experimentó el deseo de protegerlo y cuidarlo, no solo al bebé, sino al hombre que tenía delante.

–"Llevas demasiada ropa" –murmuró Jimin.

Yoongi parpadeó y sonrió.
–"Es mejor que me ayudes a quitármela" –pidió él, arqueando una ceja con gesto provocativo. Al instante, comenzó a desabotonarse la camisa.