ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ˢⁱᵉᵗᵉ

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—Kaori, ¿puedes bajar, hija? —Escuche la voz de mi papá llamándome a comer.

Todos estaban en la mesa, esperándome, lo cual no era algo habitual. Generalmente siempre terminaba comiendo sola, mi mamá comía a la salida del trabajo o en el trabajo, y mi papá a veces ni siquiera cenaba por lo tarde y cansado que llegaba del trabajo.

Me senté en una de las sillas vacías y me serví un poco de comida, no tenía mucha hambre. Fue raro estar todos juntos, hacia mucho que no pasábamos tiempo los tres. Era una sensación extraña y tal vez fue eso lo que me quitó el apetito.

La comida fue silenciosa, cada uno estaba en lo suyo. Cuando terminé, recogí mi plato pero antes de levantarme de la mesa mi papá me detuvo.

—¿Puedes sentarte? —Asentí e hice lo que me dijo. Él continuó hablando—. Tu mamá y yo queríamos hablarte de algo. —Hizo una pequeña pausa para luego seguir—. Tu tío ha tenido bastantes problemas financieron y tuvo que irse de su casa pero no encuentra un apartamento barato o algún lugar donde pueda dormir. Tu mamá y yo hemos pensado que se venga a quedar aquí, así también podemos pasar más tiempo en familia.

Miré de reojo a mi mamá buscando una explicación a todo esto pero ella solo agachó su cabeza. No quería que mi tío se quedara en la casa y estoy seguro que mi mamá tampoco, pero ella no era nadie para contradecir a mi papá.

—No quiero... Que se busque otro lugar, no es culpa nuestra que él este sin dinero por estar apostando impulsivamente y no saber detenerse. Aparte que gasta todo en bares.

—No hables así de tu tío. —Mi padre subió la voz—. Él te quiere tanto, ¿y tú dices todo eso de él? Me parece una falta de respeto y que eres una mal agradecida. Él te ha dado muchas cosas, ¿y le pagas así? Tu madre y yo ya decidimos que se va a quedar aquí y punto. Ve a tu habitación. Y con respecto a ese chiquillo con el que siempre sales, no quiero que lo vuelvas a ver.

Iba a decir algo más pero preferí quedarme callada y simplemente subir. Cerré la puerta a mis espaldas de un portazo y me tiré sobre mi cama. No pasó mucho tiempo antes de que empezara a llorar como un pequeño niño perdido en medio de un gran centro comercial.

Solo se hacia llamar "papá" cuando le beneficiaba. ¿Quién era él para prohibirme ver a Ran cuando ni siquiera se acordaba de mi cumpleaños? ¿Por qué papá siempre tenía que proteger a su hermano y no creerle ni a su esposa ni a su propia hija? Ni siquiera tenía porque meter a Ran en todo esto. ¿Y cómo es que sabía de él?

Quería llamar a Ran por lo que terminé levantándome desganada de la cama y busqué por mi cuarto mi teléfono, pero no estaba por ningún lado. Intenté hacer memoria a ver si recordaba dónde había visto el teléfono por última vez y recordé que lo había dejado abajo, en la mesa y probablemente ya me lo habían quitado. No tenía manera de llamar a Ran.

Mis lágrimas seguían saliendo, casi no podía respirar bien y mi pecho subía y bajaba agitado.

Terminé quedándome dormida con mis ojos completamente rojos e inchados, esperando ansiosa el día siguiente para ir a buscar a Ran.

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Me levanté algo más temprano de lo habitual, me bañé, me puse el uniforme y salí de la casa. Mis papás seguían durmiendo. El sol siquiera había salido aún y el frío atravesaba mi pecho sin pudor alguno, no importaba cuántos suéters tenía encima, iba a seguir sintiendo frio.

Las clases se me pasaron muy rápido, en lo único que pude pensar durante todas las clases fue en Ran y en las ganas que tenía de verlo. Quería pedirle si hoy me podía quedar a dormir en su casa porque no tenía ganas de ir a la mía. Seguramente mi tío ya se había instalado y estuviera acomodando sus cosas en la casa.

Las clases ya habían terminado y todos los niños salieron en molote hacia la salida. Algunos esperaban a sus padres, otros simplemente se iban en grupo a algún lugar donde puedan divertirse. Yo me fuí sola hacia el río de siempre, esperando encontrarme a Ran ahí.

Ya me sabía el camino de memoria, incluso podría llegar con los ojos cerrados, pero cuando llegué no había nadie. Me quedé esperando por una o dos horas a ver si llegaba pero no habían rastros de él por lo que terminé yéndome del lugar.

El cielo estaba completamente nublado y no habían muchas personas caminando por la calle. Busqué alguna cabina telefónica y cuando di con una, entré y metí unas cuantas monedas dónde indicaba y tomé el teléfono entre mis manos. Marqué el número de Ran y esperé a que contestara. Sonó una vez, dos veces, tres veces y hasta la cuarta vez fue que contestó.

"¿Hola?" Escuché decir al otro lado de la línea.

—Ran, soy Ka —No pude terminar de hablar porque la llamada se cortó al instante.

Pensé que había sido un error del teléfono por lo que intenté volver a llamarlo pero no contestaba. Suspiré pesadamente y salí de la cabina telefónica.

Cuando estaba atardeciendo, fuí hacia el pequeño apartamento de Ran y su hermano y me senté al lado de la entrada. Me recosté y cerré mis ojos. En poco tiempo me quedé dormida hasta que empecé a sentir como alguien me movía levemente por lo que abrí mis ojos y miré hacia arriba, era Rindou.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó el chico.

—Ran no me contesta, lo he buscado todo el día pero no sé nada de él...

—Vete a tu casa. —Dijo Rindou sin más—. No sé que le hiciste pero ha pasado todo el día encerrado en la casa.

—No le hice nada, dile que quiero hablar con él. —Rindou no sé miraba convencido pero luego de verme notó que hablaba en serio—. Por favor...

—Bueno... Voy a intentar convencerlo, pero no prometo nada.

—Gracias, Rin. —Me levanté del suelo y no dudé en abrazarlo como agradecimiento.

Rindou entró a la casa y yo me quedé esperando afuera. Esperé por un largo rato hasta que ví la puerta abrirse y a Ran salir. Se veía algo cansado e incluso sus trencitas parecían del día anterior.

—Qué quieres. —Preguntó serio.

Mi sonrisa se fue al instante al ver la expresión de Ran.

—Queria verte... —No pude seguir hablando porque él se me adelantó.

—Primero me mandas ese mensaje, ¿y luego me buscas?

—¿Mensaje? —No entendía que quería decirme Ran.

—Ahora no te hagas. Kaori, —Hizo una pausa antes de seguir—. te odio.

Esas dos últimas palabras dolieron más que una puñalada, dolieron más que mil puñaladas.

—Ran... De que hablas. En serio no sé qué es eso que dices del mensaje.

Ran no dijo nada más solo se dió media vuelta y entró a la casa, cerrando fuertemente la puerta.

—No voy a irme de aquí hasta que me expliques todo. —Dije alzando mi voz para que Ran pudiera escucharme desde el otro lado de la puerta.

Y tal y como dije, me volví a recostar al lado de la puerta, tarde o temprano Ran tendría que salir. Yo no le había mandado ningún mensaje por lo que no entendía que era lo que me quería decir.

No tenía otro lugar a dónde ir, aunque ya estuviera anocheciendo, me quedé allí, esperando a Ran.

𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐄 𝐎𝐅 𝐀𝐍 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 ━━𝐑𝐚𝐧 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora