ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ᶜᵘᵃᵗʳᵒ

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Ran fue el primero en despertar y eso no era lo normal. Generalmente él siempre era de los que decían cinco minutos más y terminaban siendo como tres horas. Rindou era el que siempre se adelantaba y se encargaba de despertar a su hermano, pero está vez Ran puso en juego su horario de sueño para que la pelinegra pudiera llegar a tiempo a sus clases.

Sintió un movimiento brusco al lado de él que provocó que la cobija que cubría a los dos niños se cayera al suelo. Ran intentó estirar su brazo y volver a agarrar la manta y la coloco otra vez sobre ellos.

Ran había terminado acostado de espaldas a lo largo del sillón, Kaori estaba acurrucaba sobre su pecho. No quería despertarla de lo cómoda que se veía pero tenía que despertar a su hermano y para eso necesitaba levantarse del sillón.

Empezó a mover un poco a Kaori y luego se puso a jugar con el cabello negro de ella. Empezó a hacerle pequeñas trenzitas por toda su cabeza mientras ella aún dormía.

—Kaori... Necesito levantarme. —Susurró Ran pero la nombrada no movió ni un dedo—. Tienes que ir a la escuela, ¿verdad? —Kaori asintió aún con sus ojos cerrados, con eso Ran comprobó que ya era un poco más conciente.

La niña se quedó acostada por unos minutos más hasta que abrió sus ojos y se levantó del sillón para caminar como un zombie hacia la cocina.

—Comida. —Dijo entre dormida.

Ran no pudo evitar burlarse de ella al verla de esa manera, y le pareció linda verla con todo el cabello desordenado y con su cara de recién despierta. Él se dispuso a caminar hasta la cocina y de un estante agarró una caja de cereal y la dejó sobre la isla.

—En el refrigerador hay leche por si quieres.

Kaori se animó más cuando vió la comida y se sirvió un poco de leche con cereal. Mientras ella disfrutaba de su desayuno, Ran fue a despertar a su hermano.

Los tres se alistaron y apenas salieron por la puerta de la casa, Rindou se fue por un lado y Ran llevó a Kaori por otro.

—¿Quieres ir en moto? La conseguí hace poco. —Le ofreció Ran, y la joven aceptó gustosa.

Cuando ya estaban abajo, Ran se adentró hasta el fondo del callejón y quitó el plástico que cubría una moto. La llevó hasta la calle y se subió en la moto, haciéndole señas a Kaori para que se acercara y se colocara atrás de él.

Al inicio Kaori no iba muy preparada, pensó que iba a ser un viaje más relajado, pero apenas Ran avanzó con tanta velocidad, ella abrazó fuertemente al rubio y cerró sus ojos.

Ran recordaba el nombre de la escuela de Kaori ya que ella una vez lo comentó. No estaba muy seguro de a dónde ir pero al final logró ubicarse y llegar a tiempo.

—Llegamos.

Kaori se aseguró que era su escuela y se bajó de la moto.

—Gracias por haberme dejado dormir en tu casa, y por traerme hasta aquí. —Habló Kaori.

—Puedes quedarte a dormir cuando quieras flaca.

—Bueno ya me voy, adiós. —Pero antes de entrar hacia las instalaciones, Ran bajó de la moto y la alcanzó.

—¿De verdad quieres ir a clases?

—Tengo qué.

—¿Y si te escapas? —Preguntó Ran.

Kaori se quedó pensativa, no estaba segura y sabía que no era lo correcto pero las ganas le ganaron. Agarró a Ran de su muñeca y se devolvió hasta la moto.

Cuando Ran se dió cuenta de su respuesta no tardó en subirse sobre el asiento y esperó a que Kaori se acomodara. Cuando sintió los delgados brazos de la chica al rededor de su cintura, supo que ya estaba lista y prendió el motor.

—¿Quieres ir al centro? —Ran habló casi gritando para que Kaori pudiera escuchar.

—Vamos. —Respondió la chica.

No tardaron en llegar a una gran plaza llena de tiendas de ropa, restaurantes, había un cine también y dos arcades. No habían muchos jóvenes, pues casi todos estaban en clases, y los que estaban probablemente se habían escapado, como Ran y Kaori.

Bajaron de la moto y empezaron a caminar por el exterior de las tiendas. Kaori era la que se fijaba si algun local le llamaba la atención, Ran solo la seguía.

—Entremos aquí. —La pelinegra señaló la tienda que tenían al lado.

Ambos niños entraron y Ran ayudó a la pelinegra a escoger algunas prendas de ropa, luego fueron a los probadores y Kaori empezó a probarse todo.Terminó de ponerse un vestidito negro de tirantes y salió para que Ran opinara.

—¿Que dices? —Kaori dió una vueltecita para que él de trenzas mirara mejor la prenda.

—Me gusta.

Kaori no quedo satisfecha con la respuesta por lo que volvió al probador y se puso otra ropa. Está vez fue una camisa un poco grande y salió para que Ran la mirara.

—Mira que linda está camisa. —Tenia un pequeño estampado de dragón, algo que a Kaori le encantaba.

—Esta más lindo el vestido pero la camisa también te queda bien.

Por último se probó otro vestido negro mucho más elegante y un poco más ajustado y salió.

—Imaginate ir a una fiesta con este vestido. —Kaori empezó a imaginarse de mayor con ese mismo vestido, en la pista de baile de una discoteca—. Lo compraría pero cuando crezca ya no me va a quedar.

—No me gusta, los hombres no te quitarían los ojos de encima. —Las mejillas de Ran se tiñeron levemente cuando la vió salir con aquel vestido y se imaginó el mismo escenario que la chica, solamente que él estaba bailando con ella.

Kaori terminó comprando la camisa que tanto le gustó y pasaron a algunas tiendas más dónde encontró unas cuantas prendas que también le llamaron la atención y las compró.

—¿Vamos al arcade? —Propuso Ran y Kaori aceptó.

Llegaron al lugar y fueron juego por juego, estaban compitiendo por quién ganaba los juegos e iban empate. El lugar estaba a oscuras y la única luz era la que emitía las maquinitas, y unas luces de colores colgadas del techo.

Terminaron en una maquinita de mortal Kombat y ambos jóvenes estaban muy concentrados, y terminaron dándole al menos unas diez rondas más hasta quedarse sin fichas.

—Gané. —Presumió orgullosa, Kaori.

—Eres una tramposa.

—Mira quién lo dice, él que me hizo cosquillas en medio juego para que me desconcentrara.

—Y sirvió.

—¿Vamos por helado? Tengo hambre. —Dijo Kaori.

Ran se negó porque no tenía ganas de comer pero Kaori lo terminó arrastrando hasta el puesto de helados igualmente. Pidió su helado de fresa y se fueron a sentar a una pequeña mesita afuera del local.

—¿Será que mis papás se dieron cuenta que no llegué a la casa por la noche? —Se cuestiono Kaori.

—¿No te dejan salir?

—No es eso, pero es que no les avisé ni nada, y no me dejan llegar tarde.

—Si te preguntan diles que te quedaste haciendo la tarea en la casa de una amiga y terminaron muy tarde y por eso dormiste en su casa. —Propuso Ran—. Pero no creo que se hayan dado cuenta, parece que ni siquiera saben que tienen una hija.

—Bueno si... Por cierto, ¿cómo están tus manos? —Preguntó Kaori refiriéndose a la vez que se había metido en una pelea y ella tuvo que curarle las heridas que tenía en sus nudillos.

—Supongo que mejor, ya empezaron a cerrar las heridas. —El rubio le mostró sus manos y efectivamente, ya se notaba una pequeña cápita de piel.

Hablaron un poco en lo que Kaori terminaba su helado y luego Ran la llevó hasta su hogar. El carro de su tío ya no estaba por lo que hoy si iba a dormir en su casa.

—Hoy la pasé muy bien, repitamoslo otro día. —Dijo Kaori y con eso dicho le dió otro besito en su mejilla y se adentró en su casa.

𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐄 𝐎𝐅 𝐀𝐍 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 ━━𝐑𝐚𝐧 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora