Porque en un mundo en donde los omegas eran cazados y asesinados no había espacio para el amor.
Adaptación autorizada. Todos los créditos a ThaliaDeBarnes
Cuando Lisa se despertó, Jennie ya no se encontraba a su lado.
Ignorando el sueño se levantó, buscando con la mirada a la de ojos marrones pero era inútil, su omega no estaba.
Un relámpago sonó a la distancia.
Algo estaba mal.
Lisa podía sentirlo, cada parte de su cuerpo estaba alerta y su loba gruñía con desesperación en su interior.
Respiro.
ㅡMierda ㅡsusurro y sin siquiera pensarlo, salió corriendo de aquel lugar.
Miedo, la cabaña estaba llena de aquel aroma, ese desesperante aroma que soltaba su omega cuando se sintió amenazada. Pero había algo más, algo que podía reconocer hasta con los ojos vendados, una esencia que la había acompañado desde que era solo un bebé, que sintió todas las mañanas al bajar las escaleras, insultando a Jennie o preparando regañadientes el desayuno.
Chanyeol.
La lluvia la empapó pero no le importo, corrió por el bosque, sabiendo de sobra que por la culpa de las gotas de agua haría más difícil rastrear el aroma de Jennie. Pero no lo fue.
Era como si su loba la obligará a moverse exactamente a una dirección... la alfa tan solo esperaba que ese fuera el camino correcto.
ㅡLisa te va a odiar de esto.
Jennie.
Dejó de correr y decidida se escondió entre los árboles, sintiendo su corazón detenerse al ver la escena frente a sus ojos.
Ahí estaba su padre, apuntándole con un arma a la única persona que amaba más que su propia vida, mientras, cinco otros alfas los rodeaban, jueces de la injusticia que se estaba a punto de cometer.
ㅡLo tengo claro ㅡdijo Chanyeolㅡ Pero ella entenderá, podrá demorarse pero lo hará.
Lisa tenso su mandíbula con rabia. No, si le quitaba a Jennie, Lisa nunca perdonaría a Chanyeol, sin importar que esté la metiera en un manicomio o asesinara.
No podía vivir sin la castaña y sabía que Jennie tampoco podría sobrevivir sin ella.
Chanyeol apretó más el arma y apuntó.
La rabia llena el cuerpo de la menor antes que cualquier pensamiento racional.
Debía proteger a su omega.
Con rapidez corrió contra Park y antes que cualquiera de los alfas pudiese salir del asombro le quitó el arma, logrando que ante el movimiento brusco esta se disparara.
Lisa se tenso y no pudo evitar girar su rostro hacía Jennie.
La omega se tambaleo pero ningún grito salió de sus rosados labios.
La bala le había rozado la pierna.
Lisa ni siquiera pudo acercarse a la omega cuando ya estaba recibiendo un puñetazo directo en la mejilla.
ㅡPuta traidora ㅡalcanzó a escuchar por parte de uno de los alfas antes de recibir otro golpe, esta vez en el pómulo.
Manobal ni siquiera pestañeo.
Cerrando el puño con fuerza le asentó un puñetazo a su golpeador, directo en el estómago. El tipo se doblegó ante el dolor pero logró pararse, siendo detenido de inmediato por Lisa.
ㅡ¡Jennie, corre! ㅡordenó, la alfa sabía que podía ganar un poco de tiempo, eran cinco alfas pero lo haría, dejar a Jennie no era una opción.
No esta vez.
Debía distraerlas.
Pero la omega no se movió, presa del pánico.
ㅡ¡Jennie debes huir, luego te encuentro! ㅡvolvió a gritar tomando con su brazo a una alfa, impidiendo de cualquiera se le acercara siquiera un poco a la omegaㅡ ¡Vete!
Jennie obedeció.
Saliendo del trance corrió al oscuro bosque, mientras se protegía con la misma caperuza roja que su madre había usado, buscando la forma de huir de aquellos alfas, sintiendo un abrasador dolor en el pecho al tener que dejar atrás a la pelinegra.
Pero no había opción, nunca la hubo.
Así que corrió, huyó hacía el bosque de la misma forma que años atrás había huido su propia madre, de la misma forma en la que millones de omegas ya habían tratado de huir con o sin sus alfas.
Jennie no sabía. Claro que no sabía, ella era muy inocente. Habiendo sido privada desde el inicio de las atrocidades cometidas por los alfas parecía más una niña jugando con las ropas de un adulto, tomando un lugar que no le correspondía, sintiéndose igual de indefensa que cuando era bebé.
Jennie no entendía.
Así que eso explicaba las acciones de la chica de la caperuza roja, con la costumbre de meterse en la casa del lobo cada vez que iba al bosque.
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Chanyeol tomó la escopeta en el suelo al notar como Lisa estaba distraída con los otros alfas. La menor era una peleadora excepcional pero no invencible, apenas podía contra tres alfas.
Park ni siquiera dudó, haciéndoles un ademán con la mano a los dos alfas restantes camino por el mismo lugar donde segundos atrás la omega corrió.
La capa roja de la menor se movía de un lado para otro pero Chanyeol no tenía un tiro claro, quería matarla y que Jennie estuviese de frente cuando lo hiciera.
Persiguió a la menor por el bosque oscuro, dejando sonar un disparo al cielo. Era típico de un depredador, asustar a sus presas antes de acabar con ellas, una costumbre difícil de quitar.
ㅡ¡Yoonah! ㅡEscuchó que la omega gritaba con fuerzas, sin dejar de huirㅡ ¡Yoonah, ayúdame! ¡Lisa está en peligro, Yoonah!
Chanyeol sonrió al notar como Jennie se adentraba a un lugar despejado, trotando por la orilla de un lago que llevaba como fin a unas grandes cascadas. Pareciera como si la omega estuviese esperando a alguien.
Probablemente a la persona que tanto estaba llamando.
Apuntó con el arma directo en la cabeza de la omega.
Iba a disparar.
Un gruñido se escuchó detrás suyo, fuerte y claro.
Se paralizó.
Ese no se parecía en nada al sonido de Lisa.
Sorprendido, Chanyeol se dio la vuelta.
Un hombre de mediana edad se encuentra frente suyo, con el cuerpo bien formado y una mirada oscura, como los ojos de una pantera que estaba a punto de atacar. El recién llegado miró con curiosidad el arma entre las manos del hombre y luego a Jennie.
Sonrió.
Y un segundo después el cambio pasó, aquel hombre se transformó en un gran e imponente lobo. Tan grande como un oso y por lejos, mucho más tenebroso de lo que fue el mismísimo Kyungsoo.
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