La Reliquia de la Reina

II

Los gritos de emoción aumentaban mientras Ethan y yo ingresábamos a las instalaciones del Ring, lugar donde muchos Aliones iban para entretenerse con las diversas peleas sin utilizar ninguna arma. Los asientos son escalones de piedra que rodean el centro de pelea. La mayoría de los asistentes son varones, debido a que no es muy común que las mujeres se interesen por lo "rudo", aunque sí veo alguna que otra mujer aquí, son muy pocas.

Tomamos asiento en la parte alta, zona donde la mayoría de los entrenadores de los luchadores tomaban asiento para presenciar la pelea. Esta zona es perfecta para admirar cada detalle. No tardó mucho para que la pelea estelar de la noche empezara, dos grandes luchadores, entre ellos, mi favorito. Un hombre aproximadamente en sus 30's de nombre Patro, con gran altura y una condición física bastante enorme que apostaría que podría levantar automóviles si quisiera.

—¡Damas y Caballeros! En la pelea estelar del día... ¡Patro vs Cal!

El luchador famoso subió al ring animando a toda su porra que era prácticamente 3/4 del público. Hasta ahora llevaba 17 peleas ganadas consecutivamente, es casi imposible noquearlo. Mientras todo mundo gritaba de emoción, Ethan y yo permanecíamos mas callados. Mi asistencia al Ring consiste mas en contemplar que crear sonido y si fuera por él, no vendría por su propia cuenta pero al tratarse de mí, accede a venir. Sentí como tomó mi mano deslizando sus dedos con los míos, lo miré y no  pude evitar cautivarme con sus tiernos ojos miel. Su trato siempre es tan suave que me hace sentir como si estuviera en mi lugar seguro.

Al poco tiempo el otro luchador de nombre Cal, subió al ring donde fue recibido con más abucheos que porras. Detrás de nosotros unos espectadores se levantaron de sus asientos para gritar provocando que me exaltara por la sorpresa, se supone que en estas orillas se mantienen mas tranquilos que los espectadores del frente. Al voltear atrás la gorra de mi capucha se movió dejando al descubierto la parte superior de mi cara, rápidamente agache la mirada cubriéndome con la mano. Ethan reaccionó al instante acomodando la gorra, me parezco mucho a mi madre y lo que mas me delatan son los ojos azules celeste. Por eso es mejor prevenir y llevar siempre un cubrebocas y capucha.

Después del pequeño susto la pelea empezó, duró muy rápido de hecho, al segundo round Cal cayó inconsciente al suelo, otorgándole inmediatamente la victoria a Patro. Muchos aplaudían, chiflaban e incluso algunos se burlaban de Cal. Con Patro siempre en la victoria las peleas son más que nada un disfrute de la caída de valientes dispuestos a vencerlo. A veces incluso con el primer golpe, muchos caen.

—Pobre —reía el presentador quien se había subido al ring de pelea—. Con este último cerramos la lista de contrincantes voluntarios para pelear... ¡Contra el magnifico Patro!

Los aplausos se hacían mas fuertes, el público alababa al gran luchador, creí que eso seria todo de luchas por hoy hasta que la atención fue arrebatada por un grupo de 4 jóvenes acercándose al ring de pelea.

—¡Aún no den todo por hecho! —Gritó con seguridad y con una voz profunda el más alto de ellos, tenía cabello negro que apenas le llegaban a los hombros con una vestimenta de clase media negra.— Mi nombre es Drak y aquí hay un nuevo contrincante quien reta al "Magnífico Patro".

El presentador explotó una risa junto con el público al ver al chico rubio de rizos con lentes oscuros redondos quien se encontraba a lado de Drak. Este era mas bajo que Drak pero se le notaba que rebasaba los 1.70's, la gente se burlaba porque no tenia un cuerpo grande como para luchar. El chico solo se limitó a dar una cara de disgusto y se hizo a un lado para dejar pasar al frente al tercer joven.

Las burlas se fueron callando entre más veían al chico de piel bronceada, quien era igual de alto que Drak, cabello rasurado por los costados dejando una melena alborotada del cual un mechón caía por su frente. Llevaba una ligera camisa que no lograba disimular su buena condición física a pesar de ser tan joven a comparación de los demás luchadores. Vendas amarradas en sus puños y una seriedad en su mirada que quizás haya intimidado al presentador.