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Ya había pasado dos semanas de todo lo anterior, estábamos terminando de filmar las últimas escenas y básicamente mi vida en estos catorce días se trató de levantarme a las 5 de la mañana y salir a las 20 de la noche para dormir y así sucesivamente.

Obviamente no me quejo ya que es algo que siempre quise y más ahora que soy tan pegada a los chicos.

Con Matías nos volvimos más unidos, tratamos de hablar sobre cosas más profundamente y contarnos todo, me contó cómo fue su relación con Malena, que aunque él la amara tanto no le hacía del todo bien. Yo le conté sobre relaciones anteriores pero nada que ver a lo de él.

El otro día vi a Enzo salir de la habitación de Valentina tal y como lo había encontrado esa vez que estaba completamente perdido, se hizo bastante el boludo y después me dio un par de explicaciones.
Igualmente a mí me chupaba un huevo, si ellos son felices.

Todo me chupa un huevo.

Hoy fue el último día de grabación y la verdad que se me hacía un poco triste, imagínense los demás que estuvieron un poco más de un año, pero estaban.
Habíamos decidido de ir a una joda chiquita en la casa de un Agus Della para celebrar, así que cuando volvimos subí a mi cuarto a cambiarme, me gustaría haberme bañado pero ya no teníamos tiempo, de todas maneras me había bañado a la mañana.

Me puse un vestido negro ajustado con una botas del mismo color, en la cara no me hice nada más que ponerme un poco de gloss y en el pelo nada más me lo cepillé.

Salí de mi cuarto y entré en el de Matías, ya se nos hizo costumbre entrar así como si nada. Él estaba abrochándose el cinturón, estaba básicamente todo de negro, muy original.

—Que linda que estás— dice sonriendo mientras me ve por el espejo.

—Gracias— sonrio — Vos también estás lindo, me alegra que hayas dejado de vestirte como Santi del Moro— digo burlándome.

—Buee callate linyera— responde alargando la "E" mientras se acerca a mí y me agarra de los cachetes para besarme.

—No che, tengo gloss—

El claramente no me hace caso y junta nuestros labios en un corto beso.

—Ahora estamos lindas las dos— responde poniendo sus manos en la cadera y haciendo piquito.

Yo rio ante su divertida acción y me paro, aunque mis botas tengan algo de tacón el me sacaba más de una cabeza, algo que me encantaba realmente.

Snow on the beach || Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora