Capítulo 2

1.2K 86 9
                                    

ONLY ONE

Los bonitos ojos azules de Louis estaban brillosos cuando se acercó a la esquina donde los hombres en sus impecables trajes negros estaban. Fácilmente algunos medían dos metros, fornidos y con expresiones serias. Gafas negras ocultando sus ojos, micrófonos y auriculares como sistema de comunicación desde su pecho hasta oídos. Con postura firme y labios apretados.

El joven tragó saliva parándose delante de ellos. Ni siquiera sabía si le estaban viendo. Sorbió discretamente su nariz y apartó la mirada hasta el final del salón.

—¿Alguno de ustedes sabe quién es Harry? Necesito que alguien me lleve a casa y mi... Mi esposo me dijo que lo buscara a él —dijo a duras penas. Su garganta era un lío incómodo, su voz salía más aguda de lo normal. Presentía que podía echarse a llorar allí mismo.

Los hombres movieron casi imperceptiblemente su cabeza en dirección al que seguramente era Harry, pues éste dio un paso al frente. Ambas manos entrelazadas en la espalda, barbilla arriba, y postura recta.

—Aquí, señor.

Louis le dio una mirada nostálgica—. ¿Puedes llevarme a casa, por favor? —pidió de manera amable, aunque era claro que le llevarían aún si se hubiera dado la vuelta y se hubiera marchado sin más.

El hombre que no era muy mayor a simple vista, asintió. Louis agradeció con un gesto y finalmente se dispuso a dar la vuelta y caminar hasta la salida. Harry iba detrás suyo, ni siquiera se escuchaban sus pasos pero su presencia era notable. Murmuró algo a su micrófono y de ahí, Louis no le prestó más atención.

Una vez salieron del salón de fiesta, el joven se permitió dejar caer sus labios en una mueca triste y se abrazó a sí mismo esperando al guardaespaldas que se detuvo justo a su lado. Louis bajó la mirada permitiendo que sus lágrimas salieran y a pesar de que le fue inevitable no soltar un sollozo, Harry no habló y tampoco le observó. Él no tenía por qué, no era su asunto. Debía respetar la privacidad.

Los faroles y el motor de un auto hicieron presencia apenas unos segundos después de que se quedaron de pie fuera. Harry colocó una mano amable en la espalda baja de Louis y le alentó a caminar, abriendo la puerta trasera de la camioneta para él cuando finalmente el vehículo se estacionó en frente.

Louis subió acomodándose en el asiento mientras limpiaba sus lágrimas. Escuchó cómo el chofer bajaba e intercambiaba algunas palabras con Harry. Después la puerta se cerró y el vehículo avanzó.

Louis siguió llorando lo más silencioso que pudo, porque el pesar iba desde su corazón. No solía ser muy sensible pero cuando realmente sus emociones se mezclaban generalmente resultaba por ser un desastre. Se sentía traicionado. Se sentía olvidado. Burlado, usado y humillado.

Sabía que podían hacer de su voluntad lo que quisieran y tenía que quedarse en silencio viéndolo todo desde una esquina, viendo la manera en que su actitud era doblegada, como su persona era fácilmente manipulada... Quería decir lo que opinaba pero realmente no importaba lo que él dijera. Quería hablar, pero tenía que quedarse callado. Quería ser escuchado, pero a nadie le importaban sus quejas. Nadie realmente prestaba atención a lo que él o su corazón deseaban. Ya no importaba, hacía mucho que no.

Pero no siempre había sido así.

Louis sollozó recargando su cabeza en la ventana del auto y observó las farolas de la ciudad pasar con rapidez a su costado.

Alguna vez él había sido amado. Por muchos años sintió que lo tenía todo en la vida, porque realmente había sido así, lo había tenido todo. Aunque no fue un futuro que hubiera planeado por sí solo, estuvo satisfecho con el ya que al casarse todos sus problemas se habían solucionado y sus preocupaciones se habían esfumado como humo en el aire libre. Su familia pudo dormir en paz, cómoda y tibia en una cama suave y con el estómago lleno bajo un techo al cual no atravesaban las fuertes lluvias de Enero.

Only One | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora