Miserable -23

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Capítulo 23

15 de Agosto 2015

Mystwood, Alaska

ONMICENTE

A la mañana siguiente, Daven se había levantado más temprano de lo usual. Notó a Arizbeth sumida en un sueño profundo que se sintió mal de despertarla. Así que solo se paro de la cama y se dirigió a su escritorio donde tenía muchas notas pegadas en la pared, tomó una hoja en limpio y escribió unas palabras.

Se percató de que su ordenador estaba un poco chueco, así que lo enderezo y antes de salir por la ventana dejo la nota en su mesa de noche. Cuando salió de la gran casa subió el cierre de su chaqueta y se colocó el gorro para después meter las manos dentro de sus bolsillos. Daven, no tenía intenciones de querer volver a casa. A pesar de que las cosas eran diferentes después de todo lo que había sucedido nada era lo mismo.

Daven no era feliz. Él sólo deseaba estar con Arizbeth todo el tiempo posible y se sentía molesto por ello, ya que su madre Helena había tomado una decisión que a él no le agrado en lo absoluto. Pensaba en cómo la vería durante la estancia en la escuela, cuando se alejaba de ella su actitud decaída y desinteresada regresaba. Era un cambio notorio y drástico.

Cuando llegó a su casa espero unos minutos antes de entrar. Él aceptaba que su casa desde afuera tenía un aspecto inquietante, la pintura blanca estaba deteriorada, el marco de las ventanas también estaba desgastado. Los árboles al rededor la hacían ver diferente. Él estaba a punto de entrar cuando vio que su madre salió y se cruzó de brazos.

Desde lejos, Daven analizo a su madre. Greta, ahora conocida con su apellido de soltera Greta Maddox, ella tenía un rostro más duro al que solía tener anteriormente, el cual era más sereno. Su madre era rubia y tenía el pelo por debajo de los hombros con ligeras ondas, sus líneas de expresión eran menos notorias y ahora estaba maquillada. A Daven, le sorprendía el cambio en su madre.

Él se acercó un poco y entonces Greta habló:

—¿Donde estabas? ¿Por qué no llegaste anoche? —Preguntó aún cruzada se brazos.

Daven paso a un lado de ella y entró a la casa.

—¿Ahora vas a cuestionarme? Nunca te ha importado mi vida —le respondió alzándose de hombros.

Al girarse sintió la mano de Greta en su mejilla.

—¿Quien te ha dado el derecho de hablarme así? —Reclamó y Daven la miró sin creer lo que había hecho —Las cosas son diferentes ahora.

Daven frunció su entrecejo y no quito la mano de su mejilla. Hasta que la expresión de Greta cambio y se cubrió la boca con ambas manos.

—Lo siento, lo siento mucho —se lamento —no era mi intención golpearte, pero necesito que me obedezcas a todo lo que te digo.

Él conecto su mirada con la de su madre y tuvo un recuerdo muy vago.

—¿Ahora usas las mismas palabras de él? —Pregunto con media sonrisa —Te estás convirtiendo en lo que siempre odiaste.

Greta tomó a Daven de su ropa y lo obligó a mirarla.

—Creí que teníamos un trato —dijo entre dientes.

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