XXI

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Viva recordaba con facilidad cómo su padre trataba de ocultar que su madre fue comida por los bertenos, pero el rey Peppy no era bueno ocultando las cosas

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Viva recordaba con facilidad cómo su padre trataba de ocultar que su madre fue comida por los bertenos, pero el rey Peppy no era bueno ocultando las cosas. Aunque Viva era joven, había adivinado con facilidad que su madre seguramente ya estaba asada o hervida, acompañada con puré de papas o algo por el estilo.

De todas formas, era la próxima heredera al trono; debía mantenerse informada de todo, aunque solo fuera una simple niña que lo único de lo que debía preocuparse era tener una infancia feliz, sin preocupaciones, y abrazar, bailar o cantar; algo típico de los trolls del pop. ¿Quién podía mantenerse tranquilo cuando podía ser comido en cualquier trollsticio?

Viva recordaba con exactitud la relación con su madre. ¿Y cómo olvidarla? Era la típica relación perfecta de madre e hija que cualquier niña quisiera tener.

¿Reconocen ese vacío en el corazón que, aunque se trate de llenar, nunca está lo suficientemente lleno?

Pues Viva lo conocía muy bien: ese que sintió cuando se apartó de su padre y de su hermana menor, ese que sintió cuando tuvo que cuidar de varios trolls y reprimir sus sentimientos, y por último, ese que siente cada vez que discute con su novia.

Esta vez, era una discusión por las tantas preguntas que la pelirroja hacía sobre la madre de Viva. Normalmente las dos eran extremadamente cuidadosas la una con la otra, pero Barb simplemente era demasiado curiosa con ese tema, un tema que hacía que el corazón de Viva se estrujara.

— ¿Puedes parar ya, por favor? Te he dicho miles de veces que no me gusta hablar sobre eso. — Dijo la rubia con molestia.

— Pues yo no entiendo, te quiero ayudar y tú simplemente no cooperas. — Respondió la pelirroja, tomando de los hombros a su novia.

— Pues si a tí no te gusta que hable sobre tu madre, no deberías hablar de la mía.

Una cosa en común que Viva y Barb compartían era que las dos eran muy reservadas cuando alguien mencionaba la palabra "mamá". ¿Y cómo no? La pelirroja no sabía dónde estaba su madre, y la madre de la rubia había sido comida por un berteno.

— Bueno, en eso tienes razón... — La pelirroja suspiró. — Estoy tratando de ayudarte a cerrar esa herida, por favor, dulzura, coopera.

— Por última vez, no quiero hablar de eso. — Dijo la rubia con el ceño fruncido. — Terminemos esta absurda discusión de una vez, no quiero estar así contigo.

— Bien, hablamos mañana. O cuando necesites a tu puta psicóloga, Viva. — La rubia suspiró cuando sintió como su novia se levantaba de la cama.

Al fin y al cabo su novia parece más psicóloga que novia.

Era imposible que en cualquiera de sus conversaciones no se colará la palabra "mamá".

En unos minutos, la pelirrosa entró a la habitación.

𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐑𝐎𝐂𝐊 ― Viva and BarbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora