Max solía tener dificultades para dormir, pero como llevaba todo el día con las reformas de la tienda de Sergio, esperaba tener mejor suerte esa noche, sin embargo, a las doce y media estaba dando vueltas insomne.
Comenzó a desempaquetar algunas cajas. Ya llevaba tres semanas allí. pero se detuvo al poco de empezar ¿Para que sacar las cosas? En cuanta acabaran las elecciones se marcharia de allí.
Así que volvio a meter lo que había sacado y se dirigio a su despacho, la única habitación sin cajas, en la que había colocado su ordenador y su escritorio para que pudiera trabajar desde casa.
Aparte de diseñar y gestionar la campaña del senador Schumacher, tambien ejercia de consultor en campañas pequeñas vía internet o teléfono.
Habitualmente se sentía cómodo allí, pero esa noche no lograba concentrarse en ningun proyecto. No había luna y la oscuridad de la noche parecía apresarlo, recordandole otra noche que intentaba olvidar.
La conversación con Charles le volvio a la mente "Creemos que hay tres más" le había dicho, implicando de que Max podría ayudar a que esas familias recuperaran la paz al poder despedirse de sus hijos, hermanos o esposos.
Pero significaría tener que verse cara a cara de nuevo con quien, a todos los efectos, había acabado con la vida de Daniel. Él solo había soportado vivir unos pocos años después de su encuentro con Lando Norris.
Max nunca había odiado a nadie como a ese hombre y ese odio generaba una furia en él que lo hacía distanciarse de todo el mundo, incluso del hombre que solía ser.
En un intento de agarrase a algo lo suficientemente real para sacarlo de ese espiral de emociones que amenazaba con absorberlo, pensó en SErgio. Se recostó en la silla y se imaginó su cuerpo junto a él.
Recordó como se arqueaba segun lo tomaba y oyó de nuevo su gemido de liberación. La noche anterior había sido la primera que él había dormido en paz desde hace dos años...
Quería más...
En el Honky Tonk él le había prometido que, cuando se acabara aquella historia, se había acabado.
¿Cómo era posible, qué tan solo un día después, le pareciera difícil cumplir con esa condición que de primeras le había parecido tan sencilla?Esa tarde, cuando su ex suegra había pasado por la tienda, Sergio había descubierto su relación a base de negarla tan categóricamente.
"La dama protesta demasiado" él se había referido a esa cita de Hamlet. Él había dicho algo de un poema de Tennyson...La dama de Shalott.
Tecleó el nombre en internet y encontró el poema, trataba de una mujer que vivía en la torre de un castillo cerca de Camelot, la ciudad del rey Arturo. Se dedicaba a tejer un tapiz mientras observaba el mundo exterior viéndolo reflejado en un espejo.
No podía mirar el mundo directamente o caería sobre ella un hechizo, pero parecía contenta de vivir recluida en la torre... hasta que vio el reflejo de sir Lancelot. La dama estaba mirando por la ventana para mirarlo y entonces el espejo se romía y la dama sabía que el hechizo acabaría con él.
Abandonada en su castillo, se tendía en una barca y la dejaba vagar a la deriva por el rio hasta Camelot, mientras cantaba una canción hasta morir.
-De lo mas animado-Murmuró Max después de leerlo.
No le gustó, le resultaba demasiado parecido a su propia realidad ¿Por que debía de haberlo citado Sergio? Max intento volver a concentrarse en el trabajo, pero no podía dejar de pensar en él y en la dama de Shalott.Abrió su correo electrónico, escribio la dirección que le daba Sergio a Kelly Piquet el día anterior y luego su mensaje...
¿Preferirias continuar a salvo en tu torre mientras la vida pasa a tu lado y tú la observas a traves de un espejo?
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El otro hombre. ❉
RomanceLo único que sabía con seguridad era que jamás volvería a ser "Él otro hombre"