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  No te necesito estabilidad mental

Nivel 1008: Ciudad En Ruinas

Después de haber caminado casi una eternidad un centro comercial apunto de casi acabar con ellos, por fin pudieron llegar a otro nivel. 

Al llegar estos sonrieron por la victoria y se sentaron en unas rocas cercanas como descanso. Al ver el nivel, no se toparon con algo tan diferente a lo anterior, eso no les sorprendió mucho. Se encontraban en una cuidad en un estado muy avanzado de deterioro. Las plantas se apoderaban de la mayoría de lugares, muchos materiales y edificios se encontraban en una putrefacción asquerosa, y varios charcos de un fluido espeso morado el cual no se veía muy agradable para investigar. Les daba asco. 

A pesar de todos esos inconvenientes, ellos se sentían mejor que antes. Obvio estaban muy cansados y un poco mareados, pero las alucinaciones y deseos de vomitar se habían desvanecido desde que habían cerrado la puerta, era un alivio. No obstante, ellos planeaban descansar. Caminar 500 millas no fue para nada fácil, les dolían las piernas y hasta que no se sientan un poco mejor, no pensaban en retirar sus glúteos de esas extrañamente cómodas rocas. 

—A todo esto...¿Donde esta esa horrible pesadilla de niña?—Pregunto la ondulada azabache tratando de recuperar el aliento. Es cierto, dejaron a Xiam-bi atrás, pero ella es una entidad que solo los lleva de nivel por nivel, a demás, les debía ciertas botellas. 

¿Donde esta Xiam-bi?

—¡Aquí!

Un pequeño brinco del susto fue lo primero que salió de ellos al escuchar la voz de la infante por detrás. Ahí estaba, sonriente como siempre. Lo único nuevo eran las aguas de almendra prometidas en su mano izquierda, y un extraño gran botiquín en su mano derecha. 

—Hasta que por fin llegas. ¿Donde estabas y qué es eso?—Interrogó el de lestes queriendo respuestas claras y rápidas, aunque era casi imposible obtenerlas de la única que se las podía dar. 

—¡Aquí están, sus aguas de almendras!—Les dijo extendiendo la bolsa con las botellas hacia los adolescentes, a lo que estos respondieron con una rápida arrebatada de las manos, repartiendo a cada uno sus botellas desesperadamente, abriéndolas y tomándolas sin control. Parecían todo menos estables—¡Y aquí tienen un pequeño regalo de parte mía, les podrá ayudar mucho!—. Anuncio extendiendo esta vez el extraño botiquín gigante aparentemente algo pesado. 

Sus preguntas empezaron a florecer por cada segundo que veían el botiquín. ¿Les podría ayudar? Por un lado no confiaban en lo que la niña gótica les decía al respecto. Podría ser una broma u otro truco para meterlos en mas problemas. Pero por otro lado, quizás si podría ser algo útil. Lo que sea que este dentro del botiquín, era algo o muy pesado, o muchas cosas, o bastante grande. Y por eso es que se preguntaban ¿para que les serviría?

La pequeña dejo el botiquín al alcance de los cansados individuos dejando que estos hicieran lo que quieran a continuación con el botiquín. Pero estos esperaron un poco mas a que la infante hiciera otro movimiento o una siguiente nueva información para ellos, lo cual no sucedió, al parecer tenían que pedirla.

—¿Y cuando piensas darnos información?—Le recordó a la infante la ondulada sin ni una pizca paciencia.

—¿Información de que?—Solo le pregunto para molestarla.

—¡Del nivel!

—¡Aahh cierto el nuevo nivel jajaja!—Todos la observaban como una enferma mental y sin ya no saber que hacer con ella—. Pues es simple. Tratan de escapar de las entidades humanoides con un fluido morado que si te tocan en unas horas te vuelves uno de ellos. Son como zombis. Si quieren usen mi pequeño regalo, si no, mejor, mas diversión. Y... lo que sea, solo no mueran.

THE BACKROOMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora