THE BACKROOMS

VIII

¿Que clase de pesadilla es tan controladora?

Nivel 493: El Kosan

Despertaron.

No vieron a ninguno de los demás a sus costados y cada uno se encontraba en un lugar completamente diferente. Estaban separados.

Yoko había despertado en una sala idéntica a su habitación. Las paredes grises con rallas violetas. Sus muchas fotos con su familia en las paredes colgadas. Su teléfono de lado derecho de la mensa de noche. Todo concordaba exactamente con su habitación. Estaba encima de lo que parecía ser su cama, en silencio. Confundida.

Hiroko se hallaba en el baño de una habitación que conocía bastante bien. Sentada en la gran bañera; viéndose completamente limpio y ella totalmente bien, pero era curioso como segundos atrás estaba babeando dormida en el sofá de una sala de juegos y de la nada despertara en el baño del irresponsable de su padre.

Katashi apareció con la cabeza abajo apoyada en la gran mesa de su cocina. Sentado en la silla, una posición bastante incomoda, pero aun así al abrir los ojos no pudo parar de ver a todos lados. Era una copia idéntica a su cocina, incluso como la había dejado antes de entrar en estos lugares que tanto odiaba.

Esto no estaba bien. Nada estaba bien. ¿Acaso ellos lograron salir de los backrooms o solo era su imaginación? ¿Acaso consiguieron salir tan fácil o solo era una trampa? Una simulación, un engaño. Eso podría ser. 

En ese lugar no podían dejarse llevar por nada, ni siquiera por la primera impresión. Todo tenia que ser estrictamente vigilado y analizado, sin perder de vista nada y cubriéndose sus propias espaldas. Algo de esos lugares en los que ellos habían despertado individualmente es que todos se encontraban vacíos. No ruido. No vida. No afuera. Nada. Era como si rondaran por sus propias casas desamparadas. Tenían sus armas, pero no compañía. 

Estaban por su cuenta. Eso les parecía... estremecedor.

Y para la buena suerte de Minowa, este tuvo un pase VIP al despertarse, ya que no se encontró en un lugar extrañamente parecido al interior de su casa como los demás. Si no, en un nivel donde él no estaba solo. 

En parte, todos están por su cuenta ahora. Tener que explorar y descubrir todo por ellos mismos sin ayuda, ni un equipo, ni seguridad, ni estabilidad mental. Era algo que los pavordeaba como nunca. 

Pues no creían que iba a ser de una forma muy segura y bonita salir de allí, más bien: espeluznante. 

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Katashi no se veía muy conforme con esto.

Después de levantarse de la mesa, observó con particularidad cada esquina y rincón de la cocina. Cada cosa era exacta. Todo lo que veía estaba perfectamente colocado en su lugar, incluso lo que no había recogido antes de irse a dormir esa noche. 

Esa no podía ser su casa.

A pesar de que todo extrañamente parecía ser una replica de su hogar, todo era menos colorido. No era de noche, pero tampoco de día. Los colores que veía eran algo más apagados y oscuros, casi sentía que tenia algo mal en la vista o sus lentes estaban empañados. 

Pero no podía estar tranquilo. Cada vez que pasaba por habitaciones y rincones de esa casa se sentía aun en peligro y aun más incomodo. Era su hogar, pero no a la vez.

Avanzó un poco. Notando lo desordenado que había dejado su habitación esa noche antes de entrar a los backrooms por estar estudiando, decido explorar un lugar de la casa el que no visitaba mucho: El sótano.