IX

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Algún día nos vengaremos de ti, maldita.

Nivel 11: Jungla de Cemento

El manto celeste del cielo fue lo primero que estos vieron al despertar.

Katashi, Yoko y Hiroko habían aparecido en el suelo de un nuevo lugar. Una gran ciudad extensa, con edificios monolíticos y de arquitectura variada. Cada edificio parecía haberse construido al azar y en diferentes sitios y tamaños, así como sus sinuosas carreteras de asfalto.

Los tres se levantaron adoloridos y se vieron entre sí al abrir los ojos. Tardaron unos cuantos segundos en notar que eran ellos, para luego dar un brinco de la felicidad y abrazarse aliviados. 

—¡Pensé que los había perdido!—Exclamó Hiroko al separase de ellos, encontrándose lagrimeando y afligida.

—Eso fue demasiado raro—Expresó él más alto hundido en el abatimiento.

—Y traumático...—Agregó la trenzada abrazándose a si misma después de lo que tuvo que experimenta antes de encontrarse con ellos. Aun estaba conmocionada.

—¡¿Ustedes también estuvieron en niveles diferentes?!—Preguntó Yoko luciendo pálida y exaltada.

—Eso parece—Responde Katashi viéndolas más de cerca y preocupado. Parecía como si estuvieran comunicándose con la mirada. Tenían muchas cosas que decirse y preguntar. Vio a su alrededor confundido y preocupado—. ¿Donde esta Minowa?

—¿Ustedes no estaban con él?—Preguntó la trenzada antes de verlos con terror y algo agitada, en lo que ellos sacudían la cabeza lentamente igual de horrorizados.

¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba su amigo? ¿Cómo lograron ir cada uno a un nivel diferente? 

Estaban bastante confundidos e inquietos. Cada uno se miraban impacientes, tratando de tener alguna idea que los pueda ayudar. 

Ellos estaban, pero su amigo no. No podían evitar imaginarse que algo le pudo haber pasado a Minowa en ese momento, y ellos no podrían ir a ayudarlo, ya que no sabían ni donde estaba ni donde ellos mismos se encontraban. 

Se sentaron en el suelo pensativos, viendo a su alrededor con recelo. Sostenían sus armas, revisando que estuvieran lo suficientemente cargadas como para defenderse hasta que escucharon la voz de uno romper ese silencio creado. 

—¿Y si todo esto es planeado por Xiam-bi? Probablemente sepa donde está Minowa—Enunció Hiroko viéndolos angustiada, pero tratando de sacar algunos argumentos de ellos.

—Por supuesto que sabe donde está Minowa. Claramente ella es la que nos trae a estos niveles cuando nos dormimos, y es tan puta que nos lleva a lo peor que tenga—Expresó la ondulada inquieta por la situación. Solo el hecho de pensar en Xiam-bi le era bastante molesto, y aunque se veía frustrada, no admitiría el hecho de que le preocupaba más que nadie el castaño. 

—¡Pero no podemos quedarnos aquí y esperar a que mágicamente Minowa aparezca para salir del nivel como si nada! ¡Tenemos que avanzar! ¡Quizás Minowa está aquí y no lo sabemos!—La trenzada empezaba a frustrarse también, pero nunca dejó de estar alerta o de tener miedo.

—Escuchen—Las dos dirigieron su mirada hacia Katashi—. Xiam-bi puede tener la apariencia de una tierna niña, pero nunca hay que olvidar que es una entidad. Un demonio. Que solo nos controla y nos atrapa en su juego el cual no podemos detener. Si ella es la causante de esto, sabe donde, cuando, y qué estamos haciendo. 

—Siempre nos observa—Agregó Hiroko recordando un poco como la infante transfería los cuerpos inconscientes de sus amigos al ahogarse.

—Exacto. Podemos intentar llamarla mientras buscamos a Minowa. Las probabilidades de que aparezca son bajas, pero estoy seguro que nos escuchará.

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