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3. barbita

Octubre 2023, Eliminatorias sudamericanas. Julián tiene un par de cosas para decir de la barbita de Enzo.

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- Originalmente publicado en Ao3 el 14/10/2023.

Julián había visto la barbita de Enzo por las fotos que había subido en los últimos entrenamientos y último partido del Chelsea. No le había parecido nada del otro mundo, ya había visto a su novio sin afeitar por varios días una cantidad incontable de veces, pero había algo que por supuesto era diferente cuando lo veía en persona después de casi un mes de no verlo.

Si bien sabía que Enzo había llegado hacía pocas horas y debía estar descansando post-viaje, Julián no daba más de la ansiedad por verlo y reunirse con él. Le había mandado un mensaje avisándole que ya estaba en suelo argentino y en nada lo encontraría en el predio de la AFA.

Pensó que iba a encontrar al menor durmiendo y recuperando horas de sueño. Pero cuando llegó a la habitación que compartían en el predio lo encontró recién bañado, con el pelo mojado y libre de todo rastro de gel, nada más que con unos shorts puestos y mirando la pantalla de su celular con ojos cansados.

Sin embargo, lo primero que eligió registrar su cerebro fue que la barbita de por lo menos varias semanas seguía intacta, bien cuidada y que le hacía un poco menos cara de nene.

—Hola, corazón —lo saludó Enzo con una sonrisa y la voz grave de haberse despertado hace diez minutos.

Fue eso lo que necesitó para dejar su valija a un costado, cerrar la puerta de un manotazo y correr a la cama —su cama— para reunirse una vez más con su el amor de su vida. Julián cayó entre las piernas levemente separadas y los brazos abiertos de Enzo, que lo recibieron con gusto. Su boca formaba una sonrisa antes de besarla, pero rápidamente los dos se perdieron en ese gesto de bienvenida del cual no se cansaban después de tantas semanas separados.

Los pulgares de Julián fueron directamente a los cachetes de Enzo, a la sensación de aspereza que generaba su barbita. Las manos de Enzo delinearon la curva de su espalda, descansando en su espalda baja, sus dedos apenas rozando el principio de esa montañita divina que formaban sus nalgas. Ambos se besaron con ganas, completamente ensimismados en esa reunión, en ese reencuentro. Julián no se cansaba de que siempre estuviesen en la misma página a pesar de la distancia que los separaba todos los días, que muy pocas veces tenían el privilegio de romper.

Julián se separó de Enzo un momento para respirar, para mirarlo desde arriba y pensar Dios mío, este hombre es realmente mío, todo mío, y sentirse el flaco más afortunado del mundo. Enzo ya tenía los labios enrojecidos y un poco hinchados, brillantes de una mezcla de sus salivas, entreabiertos a la espera del próximo beso. Es hermoso, pensó Julián. Es divinamente hermoso.

—Te dejaste la barbita —soltó Julián en lugar de todos los elogios que quería decirle. Enzo soltó una risita, pasándose una mano por el mentón, los pómulos apenas un poco enrojecidos.

—Sí —asintió Enzo un poco cohibido—. ¿Te gusta?

—Cualquier cosa que te hagas me gusta —dijo Julián mientras acariciaba la mandíbula cubierta de barba. Enzo abrió la boca para meter un bocado, pero Julián se apuró—. Excepto ese platinado horrendo que te hiciste por la promesa del Mundial.

Enzo se volvió a reír. Julián se lo quería comer a besos y mimos y mil cosas más.

—Bueno, pero era eso, una promesa —trató de excusarse Enzo, como si Julián no le viviese haciendo acordar que no había sido su look más favorable. Así y todo, le tomó cariño al teñido cuando eligió mantenerlo y cuidarlo, haciéndolo menos chillón y más natural. A Julián le encantaba cuando lo tenía con sus raíces oscuras crecidas.