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Al cabo de unos minutos, Percy salió con apuro de la cocina hasta la sala en donde se encontraban sus tres amigos.
Le ordenó rápidamente a Grover que sacase los zapatos anteriormente obsequiados por Luke de su caja y se los colocara a sí mismo, y sin preguntar nada, el sátiro hizo caso a sus órdenes.
No podían salir de la casa, eso estaba claro. Era un morir o morir por donde se viera, así que, era tiempo de usar el ingenio y armar una estrategia; Dorian sugirió ir por una puerta mientras la señalaba, no tenían muchas opciones y tampoco tiempo.
Los cuatro se dirigieron a aquel cuarto y bajaron por una escalera, la oscuridad de la habitación más el estrés del momento no dejaba pensar bien a ninguno. Además, Percy había dejado la puerta abierta y gracias a eso se pudieron escuchar los pasos de Medusa, quien parecía estar muy cerca.
Por instinto, Dorian tomó la mano de la persona más cercana a él, Percy; cuando se cerró la puerta lentamente y el fuego al rededor de las escaleras iluminó la habitación por completo.
──¡Rápido! ──Exclamó Annabeth como señal para correr. No era tiempo para admirar lo grande que resultó ser aquel cuarto, porque acontecía que justamente la dueña de ese museo de estatuas los quería convertir en una más para su colección.
Y Dorian se cuestionó si en verdad existía diferencia alguna de no poder hablar a ser convertido en piedra.
──Somos cuatro, y ella es solo una. Así que, si nos separamos no podrá vernos al mismo tiempo. ──Sugirió Grover.
──No creo que sea tan simple. ──Cuestionó Annabeth.
──Quizá sí. Este es el plan. ──Los tres mestizos se detuvieron para mirar al sátiro. ──Ne elevaré en el aire, llamaré su atención... ──Dorian negó con su cabeza, sabía que era un muy mal plan; en primer lugar, Grover ni siquiera sabía como usar esas zapatillas. ──En cuanto me oigan decir "Maia" ustedes comienzan a... ──Y las alas del calzado hicieron que Grover se elevara. ──¡Ay, no! Bueno... ¡Apáguense! ¡Abajo!
