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Reggie bajó las escaleras a las 2 a.m y abrió la puerta de atrás, para dejar entrar a Riff.

-Gracias por venir aunque sea esta hora.

-No me digas gracias. Sabes que lo hago porque te quiero.

Él sonrió.

-Vamos, no quiero que mamá nos oiga.

-Si -su madre prendió la luz de la cocina, y cruzó los brazos frente a su pecho- no queremos que mamá se entere de que estamos metiendo chicos a las dos de la mañana en un miércoles. Cuando mañana debemos ir a la escuela, y ella debe trabajar dentro de cuatro horas.

-Mierda -suspiró-

-Sí, mierda. ¿Vas a presentarme a tu amigo?

Reggie miró a Riff y luego a su madre.

-Mamá, él es Riff. Riff, mamá.

-Lo se, oí maravillas sobre tí.

-¿En serio?

-Está siendo sarcástica -Reggie murmuró-

-Oh.

-¿Planeabas contarme sobre esto?

-Creo que es obvio que no, mamá.

-Eso veo.

-Riff ¿Te molesta esperar en la sala? -Reggie suspiró- solo un segundo, lo prometo.

-Tómense su tiempo.

El mayor salió, y Reggie se sentó en la mesada.

-Solo lo llamé porque necesitaba apoyo ¿Ok?

-Estoy yo. Esta tu hermana.

-Mamá, lo necesitaba a él.

Su madre suspiró.

-¿Y para qué lo necesitabas?

-Ya se a que te refieres, y no. No lo llamé para tener sexo. Lo llame para que venga a dormir conmigo.

-¿Y no podías decirme?

-Hubieras dicho que no.

-Cierto.

-En serio lo necesito aquí, mamá.

Ella lo miró a los ojos y asintió con la cabeza.

-Bien. Pero de ahora en más vas a pedir permiso. Y quiero la puerta 100% abierta.

-Okay.

-Okay. Ve a dormir ya, mañana tienes clase.

Reggie salió de la cocina, y tomó la mano de Reggie para llevarlo a su habitación.

-Debemos dejar la puerta abierta. Me siento mal por estresar a mamá, ella está lidiando con muchas cosas ahora mismo.

-Lo se. Tú también.

-Sí. Pero yo te tengo a tí.

Riff sonrió y besó sus labios.

-Duerme -dijo tapándole los ojos con una mano-

Reggie sonrió y lo abrazó acomodandose en su pecho.

-Buenas noches, guapo.

-Buenas noches, hermoso.

El menor cerró los ojos con una sonrisa en su rostro y las mejillas ruborizadas para caer en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, al despertar, Riff no vio a Reggie a su lado. Al mirar alrededor, lo vio poniendose sus zapatillas sentado junto a la ventana.

-¿Qué hora es? -dijo frotandose un ojo-

-Buenos días -respondió el pelinegro acercandose a él-

-Lo siento. Buenos días ¿Por que no estás conmigo?

Reggie rió.

-Porque en diez minutos tengo que irme a entrenar.

-Pero -bufó- ven.

-¿Quieres abrazos? -sonrió acostandose a su lado-

Riff asintió con la cabeza acomodándose en su pecho.

-Te quiero, Reggie.

El menor sonrió y besó su cabeza acariciando su espalda.

-Yo a tí.

-¡Reggie!

La voz de Ally entrando por la puerta de la habitación como un tornado hizo que los dos chicos se exalten, y ella, al verlos; saltó de golpe.

-Riff ¿Mamá sabe que estás aquí?

-Sí -dijo molesto- ¿Por qué se despiertan tan temprano?

-Porque hacemos cosas -la menor rodó los ojos- ¿Dónde están mis zapatillas blancas?

-Junto a la lavadora -su hermano respondió- dile a mamá que Riff nos lleva.

-¿Yo los llevo? -dijo levantando la mirada hacia él-

-Porfis.

-Está bien. Pero me compras una red-bull.

SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora