Prólogo.

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Reggie entra a su casa, se lanza al sofá y cierra los ojos, hasta que su hermana mueve su hombro despertándolo.

-¿Qué pasa, Ally? Estoy intentando dormir...¿Estabas llorando?

-Me crucé con unas serpientes en el camino a casa, y nos gritaron cosas a mi y a Gratzie.

-Te dije que vuelvas conmigo y como siempre, fuiste terca y no quisiste.

-Lo siento. ¿Puedo volver contigo mañana?

-Sí, claro.

-¿Puedes ayudarme con mi proyecto de ciencias? Es para mañana.

-Allison, ¿no empezaste el proyecto aún?

-No, es que me olvidé.

-Ve a pedirle ayuda a papá, creo que todavía guardamos las cosas de cuando yo hice ese proyecto. Ahora déjame dormir.

-Bien -bufó-

Reggie suspiró y se paró, decidido de que no iba a dormir, para irse de la casa, hacia el supermercado, en busca de algo que lo despierte.

Del otro lado del pueblo, Riff estaba en el patio trasero de su casa, con las manos sucias, cambiando una de las ruedas de su motocicleta mientras bebía una lata de energizante.

-Riff ¿puedes hacer las compras para la cena? -dijo su madre asomandose a la ventana-

-¿Ahora? -respondió él-

-Sí.

-No.

-Cariño, nadie más puede ir.

-Iré cuando termine.

-Bien.

Él suspiró rodando los ojos y terminó de acomodar la goma para limpiarse las manos y tomar otro sorbo de la lata.

Caminó a su cuarto, entró al baño y se lavó las manos para ponerse una camiseta y su chaqueta negra de cuero, bajó las escaleras y salió en su motocicleta, hasta el supermercado.

Entró, y comenzó a tomar cosas, caminando por la isla de las bebidas, en busca de su cuarta lata de redbull del día, vio a un chico, usando una chaqueta azul de denim, intentando llegar hasta donde estaba la última lata de energizante de la tienda.

Riff rió levemente y se acercó para tomar la lata y mirarlo.

-Es la última ¿quieres lanzar una moneda?

-Oye, yo la vi primero.

-No la ibas a alcanzar si no venía.

-La necesito.

-Eso diría un adicto, creo que te estoy haciendo un favor.

Hubo una pausa y entonces el menor habló.

-¿Te conozco?

-No lo sé, sinceramente. Pero ahora siempre me recordarás como la persona que te salvo de tu adicción autodestructiva.

-¿Dices con todas esas cajas de cigarrillos en el canasto?

-Oye, esto no es sobre mí.

Él rió y Riff le dió la lata.

-Quédatela, es tuya.

-¿En serio?

El de ojos celestes asintió y le guiñó el ojo para voltearse y seguir con sus compras.

Reggie caminó a la caja para pagar, subió a su auto y respiró profundamente. Lo vió subir a una motocicleta e irse, y algo dentro suyo, le dijo que volverían a verse.







































Empecé a escribir esto hace mucho tiempo, no quería esperar para publicarlo JAKSJS

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