Anciano General.

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Aun seguimos con Ophelia

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Aun seguimos con Ophelia

Quisiera aclarar que no tengo 'daddy issues', simplemente mi relación con mi padre se centra en temas más concretos. En nuestras conversaciones, suele limitarse a preguntarme cómo me va en la academia y si estoy involucrado en alguna actividad física, ya que temas como la tarea de historia parecen tener un efecto somnífero en él. A veces siento que nos falta conexión en ese sentido y me encantaría poder compartir aspectos más variados de mi vida con él.

Una vez en la cafetería del hospital, pedí lo que ofrecían en el menú: albóndigas con patatas y un jugo de naranja que pretende ser natural. No esperaba una experiencia culinaria excepcional en un hospital, y ciertamente, la comida cumplió con esas expectativas. Tomamos asiento en una de las mesas disponibles.

—Si debimos traerle la comida del restaurante. - dijo mi padre, cuando fueron a comer les pedí que no me trajeran nada, pero ahora tengo hambre.

—Podemos ir a buscarte algo mas si quieres, Ophelia. - propuso mi madre.

—No hace falta, sabe bien aun que se vea simple, la comeré. No pasa nada.

—Está bien.

¿Ven? Les dije que tenía un buen padre. Solo es bastante militar en su enfoque.

—Bueno, papá, esta no es exactamente la bienvenida que tenía en mente cuando llegaste de sorpresa. - le dije con una sonrisa mientras intentaba pinchar la albóndiga.

—Bueno, sí que sabes cómo sorprenderme. ¿Cómo estás, cariño? ¿Te duele mucho? -también sonrío.

—No tanto. Ya sabes, médico dijo que estaré bien. -conseguí darle un mordisco a la albóndiga.

—Pero deberías tener más cuidado en esos juegos, cariño. Te conocemos, no queremos que la próxima vengas en pedazos. -Hablo mi madre.

—Lo sé. Fue un accidente. Ni siquiera vi venir la pelota.

—Está bien, estas cosas suceden. ¿Cómo va todo en la academia y tus estudios? ¿Sigues manteniendo la disciplina? - mi padre no podía dejar pasar estas clásicas preguntas.

—Bien, bien. Nada emocionante, solo la rutina habitual. Pero, papá, ¿qué te trae por aquí de sorpresa? Pensé que tenías una misión importante.

—Ya quieres que me vaya. - se ríe.

—No, no. Solo preguntaba. - me asusto y mi padre se vuelve a reír un poco más fuerte.

—Sí, lo tengo, pero pensé que podría tomarme un breve descanso para sorprenderte. Además, tal vez la próxima vez llegue antes. No quiero volver a perderme la oportunidad de verte en acción en el campo de juego. - levanta una ceja.

—Bueno, te aseguro que no esperaba que fuera así. - sonreí.

Por un instante, una expresión de preocupación cruzó su rostro. Sin embargo, mi padre me devolvió la sonrisa. No obstante, ya no tenía interés en regresar al voleibol; fue suficiente para mí. La conversación continuó, mi padre compartiendo algunas historias y anécdotas sobre sus compañeros. Mi madre, como siempre, lo escuchaba con esa expresión enamorada, y la historia de cómo se conocieron mis padres siempre me parecerá lo más romántico.

Si, es un ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora