Yo tampoco entiendo y estoy confundido.

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Max

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Max

En este instante, he experimentado más risas que en toda la semana. Nunca había presenciado a alguien ruborizarse tan intensamente y en tan poco tiempo. Ella... podría ser mucho más que interesante. Cada vez que la veía, la notaba sumida en sus estudios o inmersa en charlas con su compañera. Nuestras interacciones se reducían a meros saludos. Si no hubiera decidido observarla detenidamente ayer, ¿acaso me estaría perdiendo algo?

Llegué a los vestuarios del gimnasio, lleno de alegría, y para mi sorpresa, Hugo estaba allí, sentado en las bancas, examinando una libreta con expresión frustrada. Levantó la mirada y me notó, su rostro reflejaba extrañeza. Me acerqué a él.

―¿Qué te pasa? ¿Por qué esa cara? -le pregunté.

—¿Yo? ¿Tú por qué tienes esa cara? ¿Pasó algo bueno? -respondió con otra pregunta.

—Siempre estoy con esta cara.

—Siempre con una sonrisa. -soltó una risa suave. -No, solo no entiendo química. No quiero que suene mal, pero me pregunto cuándo volverá Ophelia; necesito que me explique esto.

—Sí, suenas interesado... pero si quieres, le pregunto. -levanté mi celular y se lo mostré, moviéndolo suavemente frente a su cara.

—Jajaja, ¿así que lograste sacarle su número a Levine o Carrie?

—Nah, me la topé en el pasillo, la ayudé con sus libros y aproveché el momento. Por cierto, dice que se encuentra muy bien. -comenté mientras miraba el nuevo chat con Ophelia, pensando en cómo escribirle.

—¡Oh, qué bien! La necesito ya.

—¿Disculpa? -lo miré seriamente, sin entender a qué se refería.

—Para química, me acabo de quejar hace un segundo, hermano. -me observó de arriba abajo, como analizándome, se levantó de su asiento y, con una mano en la cintura, me dijo:

—¿Le mencionaste que fuiste tú quien tuvo el honor de llevarla a la enfermería como todo un caballero? -sonrió y me miró con curiosidad.

—Sutilmente. Su reacción fue muy adorable.

—Sé lo que es "sutil", pero ¿a qué llamas "sutilmente"? -miré hacia arriba para recordar exactamente lo que le dije.

—Le dije, "Si pude contigo, creo que puedo con tus libros", ya que no me dejaba ayudarla con sus libros y quise entrar en confianza, para después pedir su número. -dije con cierto orgullo.

Hugo me miró en blanco.

—¿Qué?

—Está bien... dos cosas. Primero, no sabes lo que es la sutileza; ha sido así desde niños. Segundo, creo que acabas de llamarla "pesada" sin darte cuenta, y por mi experiencia, a las mujeres no les gusta que las llamen así. -Hugo mencionó lo último con delicadeza.

Si, es un ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora