Capítulo Diez

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El problema fue solucionado rápidamente por el comisario, que medio en la discusión. Lando tenía derecho a vivir en la casa durante siete días y, aunque no tenía derecho de correr a los empleados, Max les dio un cheque para que estuvieran fuera del rancho durante una semana y no tuvieran que soportar las iras de su prima.

No había visto a Lando, pero el comisario le contó los detalles de su entrevista. Aparentemente, le había recordado a su primo cuál era su posición y le había advertido que no hiciera nada ilegal mientras permanecia en el rancho.

Cuando Sergio Y Max regresaron al Toro Rosso, Paola y Carola ya se habían marchado a casa. Dora había dejado la cena en el horno y cenaron en silencio.

La pequeña crisis con Lando había ampliado la distancia que había entre ellos. La vida de Sergio había sido una vida normal. Sus relaciones familiares habían sido normales, al contrario de la retorcida y dolorosa vida familiar de Max.

"Tu eres un Verstappen, como nosotros" le había dicho Frans. Aunque se había sentido horrorizado, Max no había podido negar que llevaba ese apellido. Y además, había heredado el simbolo de ese legado.

¿Qué ocurriría si Lando impugnaba el testamento y se encontraba metido en una batalla legal por el rancho? ¿Que representaba el Four Bulls para él?

Siendo un Verstappen, tenía derecho al rancho, pero la alegría de poseerlo había sido aplastada por el recordatorio de lo que era el autentico legado familiar. El histerico intento de control de Lando lo había dejado en claro.

Max pensó en la pequeña Carola. Tan dulce e inocente, tan pequeña. ¿Que clase de madre sería él? ¿De verdad Sergio quería tener hijos con él? Su inexperiencia y falta de seguridad serían un enorme riesgo.

Pero su corazón protestaba, si había algo de lo que estuviera seguro era de que nunca le haría daño a ningun niño. Si alguien había sufrido la crueldad y la soledad, era él. Y había sido su propio abuelo el que le había hecho daño.

El único amor que recordaba era el de su madre. Debió luchar mucho para que su padre la aceptara en su casa con un hijo ilegítimo. Aunque los recuerdos eran escasos, Max recordaba sentirse seguro y protegido con ella. Y amado.

En ese momento. se dio cuenta de que sería una buena madre, de que querría y protegería a sus hijos. Pero cuando miro a Sergio, distraido tomando café, pensó que tal vez nunca tendría la oportunidad de serlo.

Nopodía imaginar amar a otro hombre que no fuera Sergio. Pero sí él no lo amaba, si no quería seguir casado con él, su deseo de amar y ser amado, su deseo de ser madre se volvería cenizas. Nunca tendría un hijo, lo único que tendría sería el Four Bulls.

Antes, aquel rancho había sido lo único importante para él, hasta que había conocido a SErgio. Él había destapado su corazón y había hecho que se diera cuenta de lo que realmente quería. A él. Él lo hacía sentir deseable y protegido. Sergio le había dado cosas mucho más preciosas que el dinero.

Pero no le había dado todo. No le había dicho que lo amaba y llevaba varios días sin tocarlo. Quizás hubiera sido mejor no conocerlo si estaba destinado a perderlo, pensaba contristeza.

-Creo que...me voy a la cama-Dijo entonces Max, dejando la servilleta en la mesa.
-Yo subire dentro de un rato-Murmuró él.

Max subió al dormitorio y tomó una ducha, seguía solo cuando se puso la pijama y se metio en la cama. Unos minutos después, Sergio entró en el dormitprio y fue directamente al cuarto de baño.

Max estab tenso, esperando. NO podía soportar el suspenso, no podía soportar no saber lo que Sergio sentía por él. Era mejor recibir una respuesta directa y romper lo más rápido posible. Si él no lo quería, no debería estar acostado a su lado, soñando con imposibles.

Más que una herencia.  ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora