Capítulo Tres

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En el ascensor, Max jugaba con su reloj, tan incómodo que no podía mirar a Sergio.

-George Russell es el mayor chismoso de Texas. No creo que espere un minuto para contarselo a todo el mundo.

Max se sentía enfermo. George Russell era su castigo por hacer votos sagrados que tendría que romper. Ya no había posibilidad de mantener su secreto en silencio hasta que muriera su abuelo.

"Que romántico ¡De modo que este es el final de la pelea de los Pérez y los Verstappen!" había exclamado el hombre, encantado.

Cuando llegaron a la puerta de la habitación, Max intentó entrar a su habitación a toda prisa, pero Sergio lo tomo del brazo.
-Espera un momento.

Antes de que se diera cuenta de lo que iba a hacer, Sergio se inclinó hacía él y lo tomo en sus brazos. Max intento bajarse, pero Sergio no se lo permitió hasta que estuvieron adentro.

-¿Por qué has hecho eso?
-Ahora que no podemos mantener en secreto nuestro matrimonio, tenemos que pensar en observar las tradiciones.
Max sacudió la cabeza.
-Nadie ha visto que lo has hecho.
-Pero verán que vivimos juntos en el Toro Rosso-Sonrió Sergio abriendo el minibar.

-No podemos vivir juntos.
Sergio lo miró de arriba abajo poniéndose serio.
-¿Cuánto orgullo tienes?-Preguntó abriendo cuatro botellitas de whisky y sirviendo el contenido en dos vasos-Ahora que nos han descubierto ¿Quieres que la gente sepa que es un matrimonio por conveniencia solo para estropear los planes de tu abuelo? ¿O prefieres que piensen que fue un matrimonio precipitado que se destruyó poco después de la boda?

Max, atónito dejo su reloj sobre la mesa y tomó el vaso que Sergio ponía en su temblorosa mano. Bebio un trago, pero se atraganto con el ardiente líquido.

-Si Frans no vive lo suficiente como para enterarse, me da igual lo que piensen las personas, ya que los dos habremos conseguido lo que queriamos-Siguió diciendo Sergio-Además, cuando la gente se entere de que existía esa clausula, se pondrán de nuestro lado. Frans Verstappen no tiene muchos amigos.

-¿Y si se entera antes de morir?
-Entonces, como supongo que te borrará del testamento definitivamente, voto por que parezcamos un matrimonio de verdad.
-Por eso preguntabas por mi orgullo-Murmuró Max.
-No me apetece que me vean como un hombre que se caso con alguien solo para conseguir unas tierras y que lo hecha de su lado cuando se entera que no puede conseguirlas. De modo que pareceremos un matrimonio de verdad. Empezando desde ahora mismo.

-Quizá a mi no me importa lo que la gente piense-Dijo Max tomando otro trago del whisky, aquella vez no se atraganto.
-Yo creo que si te importa. Mucho ¿Por qué te habrías escondido durante todos estos años en el rancho si no fuera porque temes saber lo que la gente piense de ti?

La percepción de aquel hombre era dolorosa y Max se sentía tan angustiado que bebió el resto del whisky de un  trago.

-¿Por qué crees que sabes tanto?
-Por que si no fuera verdad, tú me lo dirías. En lugar de hacerlo me retas.

Sergio parecía leer sus pensamientos y eso lo hacía sentirse expuesto y vulnerable. Al principio penso que era el miedo lo que lo hacía sentirse mareado, pero se dio cuenta de que era el alcohol.

-Tengo miedo...de muchas cosas-Admitió sin pensar
El terrible anhelo de dejar que alguien lo conociera, la esperanza de que podría revelarse a otra persona y ser querido, de repente lleno su corazón.

En ese momento recordo la corta ceremonia celebrada en la iglesia. Algo había ocurrido al hacer el voto. De alguna forma su corazón había buscado lo que necesitaba y se había agarrado de lo más cerca: Sergio Pérez.

Más que una herencia.  ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora