❝Lennox Dolatte era un amargo con gusto por el dinero y asco por los dulces y chocolates.
Willy Wonka quedó maravillado con el negocio de Lennox. Incluso con lo amargo de sus dulces y chocolates, le pidió ayuda.
¿Que sería de dos hombres los cuale...
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❝With this hand I will hold your desires, your cup will never be empty, because I will be your wine. ❞
one year before lenya, vainilla and lexon: part one.
Lennox estaba en la habitación del novio, su reflejo mirándolo en el espejo. Tiró del sofocante moño alrededor de su cuello, un gruñido frustrado escapó de sus labios. La anticipación de la boda le había traído una mezcla de emoción y ansiedad, pero los preparativos se habían convertido en un tormento que no esperaba.
—Maldito moño.—murmuró en voz baja, su frustración evidente en su voz. Ansiaba arrancárselo, sentir la libertad de su cuello una vez más. Por mucho que amaba a Willy y estaba encantado de casarse con él, todo el proceso de planificación de la boda se había convertido en una prueba de la que no podía prescindir.
Respiró hondo, tratando de calmar sus acelerados pensamientos. No era que no quisiera casarse con Willy, pero los elaborados arreglos y la presión del día le habían pasado factura. Quería centrarse en su amor, en la profunda conexión que compartían, en lugar de en los detalles superficiales que parecían consumir a todos los que lo rodeaban.
La mente de Lennox vagaba hacia los momentos que él y Willy habían compartido, los encuentros íntimos y apasionados que habían solidificado su vínculo.
Cuando la madre de Lennox entró en la habitación, acompañada por sus hermanas, una pequeña sonrisa apareció en las comisuras de sus labios. No pudo evitar reírse ante la risa contagiosa de Lexy, su alegría llenó la habitación y alivió momentáneamente su tensión.
—Ah, déjame en paz, Lexy, siempre encontrando diversión en mi sufrimiento.—bromeó Lennox, su voz mezclada con un toque de molestia juguetona.
Lexy se acercó a él, con los ojos brillando con picardía.
—Oh, Lennox, luces realmente elegante con ese moño.—comentó, su tono lleno de sarcasmo. —Puedo decir que estás absolutamente emocionado por esto.
Lennox puso los ojos en blanco y una sonrisa apareció en sus labios.
—Emocionado sería quedarse corto.—respondió, con la voz llena de entusiasmo fingido.—Pero bueno, al menos coincide con la combinación de colores, ¿verdad?
Sus hermanas se unieron a las risas y su presencia trajo una sensación de calidez y familiaridad a la habitación. Siempre habían sido sus pilares de apoyo, sus cómplices, y su presencia era un reconfortante recordatorio de que no estaba solo en este torbellino de preparativos de boda.
La frustración de Lennox disminuyó cuando Lennia dio un paso adelante y le ofreció ayuda para ajustarle el moño. Él inclinó la cabeza, permitiendo que sus ágiles dedos enderezaran la tela con una destreza que sólo una hermana podría poseer. Su toque fue suave, pero decidido, y una sensación de gratitud lo invadió.
