Park Hoseok tiene un secreto. Le gusta un poco de dolor con su placer, y anhela la libertad que sólo puede encontrar en la dominación de otro hombre. Pero ese secreto la ha costado, y ahora, ya no se atreve a satisfacer su verdadera necesidad.
Una...
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Se supone que debo morir. Se supone que debo morir.
Las palabras resonaron en la mente de Hoseok, creando un escalofrío que llegó hasta su columna vertebral, congelando su sangre en sus venas. Durante unos segundos, ni siquiera pudo respirar. Nunca reconocía cuando el peligro lo acechaba, porque en su corazón confiaba en que Taehyung lo protegería.
Diablos, ni siquiera había habido tiempo suficiente para procesar un posible peligro. Pero ahora que Taehyung había admitido la verdad... Hoseok sintió un nudo en el estómago al darse cuenta de las implicaciones de las palabras de Taehyung. Sintió que iba a vomitar.
Pasaron unos segundos mientras Hoseok intentaba controlarse, hasta que se dio cuenta de que las náuseas no eran solo una sensación emocional. Saltó de la cama al baño, inclinándose sobre el inodoro. Oyó a Taehyung venir detrás de él, y segundos más tarde, el otro hombre cayó de rodillas junto a él. —¿Hoseok? —Taehyung maldijo, frotándole la espalda—. Mierda, ¿estás bien?
Obviamente era una pregunta retórica, ya que Hoseok todavía estaba agitado y él no podría haber respondido si hubiera querido. Cuando las náuseas disminuyeron un poco, se puso en pie con dificultad, con Taehyung siempre allí, apoyándolo. Se lavó la cara, luego se enjuagó la boca, mientras luchaba por encontrar las palabras correctas para decir.
—Estoy bien, —finalmente le dijo a Taehyung—. Yo solo... Debe haber sido el shock.
—Joder —murmuró Taehyung en voz baja—. Sabía que nunca debería haberlo mencionado.
La ira se apoderó de Hoseok, de todo su ser, de Taehyung, y sobre todo de la situación. —No seas estúpido —dijo, golpeando el brazo de Taehyung—. Por supuesto, necesitabas decírmelo. Incluso mientras hablaba, un recuerdo golpeó a Hoseok. Recordó su desesperada llamada telefónica a Jungkook, la promesa de Jungkook de ponerse en contacto con su hermano.
Hasta el momento, no había habido señales de Kim Yoongi. Pero ¿qué pasa con la sensación que había tenido antes, justo antes de que él entrara en el apartamento? Quizás el resentimiento no se había disipado en absoluto. Quizás era la hostilidad hacia Taehyung.
—Llamé a Jungkook, —admitió—. Le conté todo. Dijo que enviaría a su hermano a cuidarme.
Taehyung se tensó, y la culpa causó estragos en las emociones de Hoseok. —Lo siento, Taehyung. No lo sabía. Estaba preocupado por Jimin. Ha sido un momento tan difícil para él, ¿qué pasa con...?
Se detuvo, recordando un momento no muy distinto al de hoy, cuando había sido él quién palmeó la espalda de Jimin mientras su amigo vomitaba. No, no podría ser. De acuerdo, entonces era una posibilidad, ya que las situaciones eran obviamente comparables, pero Taehyung no necesitaba preocuparse por eso ahora.
Taehyung debió haber notado su vacilación.
—¿Qué? —él presionó—. ¿Qué es? Hay algo más que no me has contado, ¿verdad?
