Katniss

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¿Qué está sucediendo con Peeta? -preguntó mi amiga Courtney sobre el borde de su tercera margarita.

-¿Qué quieres decir? -Tomé un sorbo de mi propia mezcla, sintiendo las insinuaciones detrás de su pregunta ardiendo en mis entrañas.

-Han pasado ocho meses. ¿Está saliendo con alguien? No había necesidad de que aclarara eso. Habían pasado ocho meses desde la muerte de Samantha. Ocho meses desde que todo cambió. Se había convertido en el nuevo paso del tiempo por el cual todo estaba marcado. Me encogí de hombros.

-No creo que esté listo. Era sábado por la noche y estábamos pasando el rato en Hank's, el bar de la ciudad. No era uno de los lugares turísticos en la playa con una decoración elegante y bebidas caras. Era solo un bar con un hoyo en la pared que todos los locales conocían. Polvorientas fotos en blanco y negro de puestas de sol y palmeras en las paredes, y taburetes desvencijados de madera entre las docenas de mesas altas.

-Escuché que está viendo a alguien -intervino nuestra amiga Lynne. Mi temperamento se alzó. Será mejor que no.
-¿Dónde lo escuchaste? -intenté mantener la emoción fuera de mi voz, pero no estaba segura de haberlo logrado. Lynne desvió su mirada hacia el mar de cuerpos. La hora era lo suficientemente tarde, o más bien la gente estaba lo suficientemente intoxicada,ya que el centro de la habitación se había convertido en una pista de baile improvisada, como todos los sábados por la noche.

-De mi estilista en mi cita la semana pasada. Corre el rumor de que tiene una nueva amiga para follar, pero no es en serio. Mi estómago se retorció dolorosamente.

-Hablando del rey de Roma.
-Courtney rio disimuladamente. Seguí su línea de visión hacia el otro extremo de la habitación. Peeta estaba de pie en el bar, que estaba lleno, esperando para ordenar. Él era lo suficientemente alto, sin embargo, porque se alzaba sobre casi todos. Me obligué a apartar mis ojos. No había tenido noticias suyas desde que dejó mi casa el otro día por la noche, no es que esperara hacerlo.

-Quien sea que se esté follando es asunto de ustedes -murmuré, tomando consuelo en mi bebida, que ahora corría peligrosamente baja. Nunca había considerado la posibilidad de que estuviera durmiendo con otra persona. La idea de que buscara ese nivel de consuelo íntimo con otra chica hizo que me doliera el pecho. Mi mirada vagó hacia el bar otra vez. Peeta estaba vestido con vaqueros oscuros y una camiseta blanca, que se las arregló para lucir ridículamente sexy. El material se tensaba sobre sus hombros esculpidos y su pecho, y los vaqueros colgaban bajos sobre sus caderas. Encontré sus ojos y rápidamente desvié la mirada. No había venido averlo, ni siquiera sabía que estaría aquí. Él rara vez salía. Me permití echar un rápido vistazo para ver si todavía me estaba mirando. No lo estaba. Bien. Él dominaba mis pensamientos el noventa y nueve por ciento del tiempo. Necesitaba este tiempo de inactividad con mis amigas.

-Oh, cállate, Katniss -dijo Courtney-. Si está listo para comenzar a ver a alguien, ya sabes mi opinión, sobre todo. Ustedes serían perfectos juntos.

-Detente, por favor -supliqué. No podía soportar escuchar otro de sus largos discursos acerca de cómo Peeta y yo haríamos la pareja perfecta, o los bebés más lindos, o cualquier otra de sus tonterías. Incluso si estuviera de acuerdo con ella, no era saludable hacerme ilusiones sobre algo que nunca podría suceder. Él era mi amigo. Y todavía estaba afligido. Y en más de veinte años de conocernos, nunca había expresado ningún sentimiento romántico por mí. Follar era diferente. Eso era solo algo que haces. Abrir tu corazón,comprometerte con alguien, eso era algo que eliges. Y Peeta parecía muy lejos de elegir cualquiera cosa que lo atara de nuevo.

-Se está tomando su tiempo. No tiene interés en salir ahora mismo -dije, esperando terminar esta conversación de una vez por todas.

-¿Cómo lo sabes? -preguntó Lynne-. ¿Han hablado de eso? -Bueno no, pero... -Me quedé callada. No podía decir cómo sabía tanto de su vida amorosa sin revelar que yo era parte de ella-. Simplemente no está listo. Llamé a nuestra camarera. Necesitaba muchísimo más tequila si quería superar las preguntas de mis amigas.

EverlarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora