7. Día por Granada

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Después de ese desconcertante momento los chicos se fueron, dejándome a solas con mis hermanos. Fuimos a el mismo bar de la otra noche y nos sentamos. Martín fue el primero en hablar.

—¿En qué lío te has metido, hermanita?—Dijo, con una mirada que lo decía todo.
—Suspiré.—Voy a rodar una película.

Todos se quedaron boquiabiertos con la noticia. Al parecer no se lo esperaban, así que rápidamente me apresuré a decir algo y romper ese silencio incómodo.

—Puedo explicarlo...—dije asustada.—Bueno... fue un poco casualidad... yo estaba paseando con Katy... y...
—¿Te gusta?—Saltó Marc de repente.
—¿Qué?—respondí.
—Que si te gusta.
—Emm si, claro. Si no no lo estaría haciendo.—Estaba muy confusa.
—Nala, no tienes que darnos explicaciones de nada.—dijo Sofía, con un tono que transmitía seguridad.—Ya eres mayorcita para tomar tus propias decisiones. Te gusta y eso es lo importante.

La verdad es que la situación me desconcertó un poco, ya que no me esperaba esa reacción. Mis hermanos siempre me habían apoyado en todo lo que hiciera. Aunque, a pesar de nuestra muy buena relación, algo dentro de mi decía que está vez sería diferente. Pero me equivoqué.
Después de el reencuentro decidimos ir a pasar el día a Granada, así que le escribí a Bayona y le dije que pasaría el día fuera ya que las prácticas del rodaje no empezaban hasta mañana.
Nos tiramos todo el día fuera. Primero pasamos por la casa que tenían alquilada, ya que ellos vinieron aquí a Granada a pasar una temporada mientras que mi hermano Marc terminaba sus estudios de enfermería para luego presentarse a la oposición de bombero y comimos allí. Las gemelas estaban locas con que yo estuviera en casa.

—¡Nala, Nala, ven, mira esto!—dijo Estrella mientras ambas tiraban de mis manos hasta llevarme a su habitación que compartían.—Te hemos hecho muchos dibujos mientras tú no estabas.—Entonces, me dio un buen montón de papeles con infinitos dibujos que me parecieron preciosos, ya que estaban hechos por ellas.
—¡Buahhh, son preciosos!¡Muchas gracias, peques!—las abracé y empecé darles besitos por toda sus caritas.—Los pegaré en mi habitación de el hotel.

Ellas no me preguntaron si me quedaría en casa, pero noté cierta tristeza en sus ojos grandes y verdes cuando mencioné que volvería al hotel. Entonces, traté de distraerlas.

—¿Queréis que os enseñe fotos de Argentina?—les pregunté.
—¡SIIII!—respondieron al unísono.

Tras un buen rato mirando mi galería volvimos abajo con tres mayores y nos sentamos en la mesa para comer. Por la tarde fuimos a dar un paseo y a llevar a las peques al parque. Pasamos todo tiempo hablando de anécdotas y riéndonos sin parar y también les hablé mucho de cómo era todo en Argentina. Los echaba tanto de menos que me daba mucha pena volver al hotel, así que me hicieron el favor de acompañarme hasta allí. Fuimos en el coche de Martín. Tuvimos que subir bastante ya que el hotel estaba donde las estaciones de esquí, pero nos reímos mucho por el camino menos Sofía, que gritaba a los chicos que tuvieran más cuidado mientras estos reían a carcajadas. Cuando llegamos a la puerta del hotel me giré hacia ellos con mucha pena. No quería que se fueran, aunque me costaba un poco demostrarlo.

—Bueno, hasta aquí hemos llegado.—dije.
—¿Ya te vas?—dijo Violeta con los ojos cristalizados, cosa que me partía el alma.
—¿Nos vas a volver a abandonar?—siguió Estrella.

Me quedé en blanco con esas palabras. No me esperaba esas reacciones. Me quedé en silencio. No podía reproducir ni una palabra por mi boca.
Entonces Sofia habló por mi.

—No, chicas.—dijo agachándose hacia ellas.—Nala estará aquí por un tiempo, pero la veremos dentro de muy poquito, ¿verdad?—entonces me miró. Yo simplemente asentí.
—¿Quieres que te acompañemos a tu habitación?—Dijo Marc preocupado al ver que estaba todavía en blanco. Volví a asentir.

Entonces, subimos a mi habitación. De camino nos cruzamos con Bayona.

—Hola Nala, ¿que tal por Granada?—dijo amablemente.
—Hola. Muy bien, la verdad. Estos son mis hermanos—le dije, señalándolos.
—Un placer.—dijeron los mayores.
—Igualmente.—contestó Bayona.—Nala, esta noche tenemos fiesta en la planta -1 para celebrar que mañana empezamos las pruebas. Ve a las 10:00. Nos vemos.—Nos despedimos.

Después, llegamos a mi habitación y nos despedimos allí. Yo me quedé ya en la habitación y entonces se fueron. De repente, un vacío se apoderó de mi. Pero decidí centrarme en otra cosa y empecé a prepararme para la fiesta.

Demasiadas emociones || LSDLNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora