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Bruno leyó el mensaje, frunciendo el ceño. "¿Que cojones pasa ahora?" No quiso darle más vueltas, viniendo de Abril podia ser cualquier cosa y aceptó.

Quedaron unas horas después, a las afueras de la urbanización. Hablar con Bruno, era algo que quería hacer sola, sin que Robert se entrometiera.

Para no perder la costumbre, llegó tarde, aunque esta vez, no fue por intentar ponerme guapa, si no por ir andando hasta donde él se encontraba con unas chanclas en las que se le metían todas las piedrecitas que encontraba a su paso.

— Hola ¿Que pasa? — Preguntó Bruno, un poco serio, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón de lino crudo.

Abril se cruzó de brazos, obligándose a sonreír para romper la tensión que existía entre ellos. Temerosa de su reacción ahora que estaban solos.

— Nada ... Solo que... ¿Podemos ir a tomar algo?

Bruno afirmó con la cabeza, y el ceño fruncido, tratando de adivinar a qué se debía tanto secretismo.

— ¿No estarás intentando ligar conmigo? — pregunto calmando los ánimos.

Abril soltó una risita, y sus mejillas se tornaron sonrosadas. — Mmmm. Puede.  Eso del trío ... me resultó interesante — le contestó en un intento de romper el hielo.

— Pues… lo siento, pero no eres mi tipo. Creo que serías la última chica con la que me liara. Y siendo la última chica sobre la tierra, creo que tampoco me liaría contigo. — rio poniendo cara de circunstancia.— Bueno, en serio ¿que pasa? No es muy normal en ti que me llames ¿Le ha pasado algo a Aurora?

Abril sonrió, sabía que esa mañana solo intentaba hacerse el distante con ella, pero nadie pierde una mañana arreglando un coche gratis, de alguien que no soporta.

— ¡Se te ha visto el plumero, Rubito! Así que me rechazas a mi, por ella... — torció los labios hacia abajo, tratando de aparentar que le había dolido su rechazo.

— ¡No me jodas! ¡Vamos sube y deja de vacilarme! — pide tendiéndole el casco de la moto. 

—¡Te odio! Podías haber cogido el coche ¿no crees?

Se abrochó el casco y se subió detrás de él, aferrándose a su cintura y cerrando los ojos, sintiendo el aire en su cara mientras tomaban curvas y más curvas que la parecieron infinitas. Poco después, pudo escuchar el sonido de la ciudad y descendió la velocidad. Abril abrió los ojos cuando sintió que frenaba en un cruce, y pocos metros mas tarde, paró frente a una cafetería, donde un letrero de neón titilaba con letras desgastadas: “Old blue moon"

Bajaron de la moto, y Bruno abrió la puerta de cristal, cediendo el paso a la chica, transportándoles a otra época, dónde las paredes estaban forradas por posters en blanco y negro, de los Jackson five, the beatles y Aretha Franklin y una vieja canción de Elvis, que sonaba en una antigua rockola  inundaba el ambiente.

— Bueno, ¿Y de qué querías hablar? Preguntó el chico, tomando asiento en una de las mesas libres, mientras Abril observaba con curiosidad cada detalle del local.

— Eh … — Abril ocupando un asiento en frente suya y cogió aire. —Quería pedirte perdón. Solo eso. — consiguió soltar.

— ¿Que? — Bruno, achinó los ojos, pidiendo que lo repitiera como si no lo hubiera escuchado bien, sin saber a qué se refería.

Abril guardó silencio por un momento, mientras que un camarero, con una camisa blanca les tomaba nota.

— Pues … eso. Que te he tratado fatal, y que tienes razón, siempre has sido un daño colateral, como tu dices. Te he insultado y...  he hablado fatal a Auri de ti. — confesó sin ser capaz de mirarle a la cara, con temor a llevarme un capón — Y tu nunca me has hecho nada, ni has tenido una sola palabra desagradable hacia mi, aparte de llamarme princesita. Siempre has sido un buen amigo para Robert y yo … Lo siento.

El sonrió, a pesar de que  esas palabras eran lo último que esperaba escuchar. Y las recibió un tanto desorientado, afirmando con la cabeza.

— Ok. Acepto tus disculpas. No pasa nada. ¿Amigos entonces? — Preguntó tendiendo la mano.

— ¿Así… de fácil? ¿No piensas reprocharme nada?

Bruno arqueó los labios y miró mas allá de donde ella estaba, para volver de nuevo, a mirarla a los ojos negando.

— Nada. Creo que disculparte ya te ha costado demasiado y … si esto ayuda a que haya paz, lo acepto.

Abril sonrió, y se abalanzó contra él, dándole un abrazo.

— ¿Ni siquiera estás enfadado por hablarle mal de ti a Auri?

Bruno miró al suelo, dibujando una sonrisa seca, de resignación. — Da igual. Creo que no hubiera funcionado igualmente, aunque le hubieras dicho que soy un santo.

— Ahí tienes razón. Ella es así de cortante con todos.

Bruno frunció el ceño, pensativo. “con todos” se repitió. Ahí tenía su respuesta, aunque no sabía si eso era algo bueno o no.

Las últimas semanas habían sido de lo más estresantes para Bruno, pero por fin, contestaba a la última pregunta del último examen de su carrera, y sentía que lo había bordado. Lo entregó  y abandonando el aula atestada de chicos, y salió al exterior, donde Robert le esperaba al lado de las motos.

— HI! ¿Qué tal te ha ido?

Bruno no necesitó contestar, y al verle se abalanzó sobre él , haciéndole un placaje, que casi le tira al suelo. Estaba eufórico, no podía evitarlo.

— Entiendo que con eso, quieres decir que bien. — Rio Robert tratando de respirar.  No sabían donde ir, lo único que  tenía claro, era que necesitaba una cerveza y olvidarse de por un tiempo de la universidad  y las prácticas. Quería hacer después un master o quizá complementar su formación haciendo la carrera de diseño, pero eso, era algo en que no quería pensar e ese momento. 

Se acercaron al bar mas cercano, donde solían ir después de las clases y se acercaron a la barra.

— ¡Hi Jenny! — saludo Bruno a la camarera de moñitos rosas.— dos birras, please.— pidió

— ¿Que tal, chicos? — saludo ésta mostrando una gran sonrisa coqueta, quitando la chapa de las cervezas. — ¿Vosotros también estáis de celebración?


Bruno sonrió de vuelta y asintió, sin poder ocultar su entusiasmo, mientras recogía las cervezas de la barra e ignoraba su insinuante mirada.

Eran poco más de las dos de la tarde, y aunque el estomago les rugía, no habían decidido aun si volver a sus casas o comer algo por ahí.

El teléfono de Robert comenzó a sonar.  No hizo falta que Bruno le preguntara por quién le llamaba. Viéndole la sonrisa tonta que se le hacía formado al mirar la pantalla, ya podía adivinar de quién se trataba. No habían vuelto, o al menos eso, le habían hecho creer, pero no podía negarle que las cosas entre ellos habían cambiado de una forma radical.

El chico intentó contestar, pero Bruno, no paró de decir chorradas a gritos, con el finde que Abril le escuchara hasta que terminó quitándole el teléfono.

—!Princesa! ¿Dónde estás? ¡Vente a emborracharte con nosotros! O invitarnos a comer. Tengo hambre ¡Que necesito una mujer! — bromeó haciéndola reír.

Robert le arrancó el teléfono de las manos, poniéndole cara de psicópata, para hablar ella.

— Abril no es mujer para ti, así que ni lo sueñes. — contestó, y vuelvió a hablar dirigiéndose a ella — Si, está idiota. Creo que se ha fumado también algo — se rio, y guardó silencio escuchando a su interlocutora y convenciéndola de reunirse con ellos.
— Ok. Nos vemos ahí. Hasta ahora. — dijo al despedirse.

— ¿Viene Abril? — preguntó Bruno, imaginando la respuesta.

Robert hizo una mueca — Sip…y no viene sola.

Bruno arqueó una ceja, sin dejar de mirarle y le dio un trago a la cerveza para conseguir tiempo para contestar.

— y ¿Quién viene?

— ¿Tu quien crees? ¿Pensé que tendrías ganas de verla?

— Pues después de lo de la otra vez… no demasiadas, sinceramente. Pero …vale... ¡Sigue siendo mi día! No me lo va a estropear nadie, ni siquiera ella. Eso sí, llevamos mi coche pero tú conduces.— rio incómodo.

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⏰ Última actualización: Feb 25 ⏰

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