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     Somos eso, que nunca fuimos, y nunca seremos. Eso que tú guardas en el silencio de tu cama, en la humedad de tus noches. Eso que yo imagino a todas horas, ese calor que me quema y me deja frío. Somos eso, somos nada, somos todo. Somos ese secreto que tu guardas y ese silencio que yo ahogo. Somos eso... Eso somos.

                       ~~~

     «No puedo creer, lo que ha salido de su boca. Se que no ha sido solo sexo. Lo sé» Se repitió una y otra vez.« Ella me sigue queriendo tanto como yo a ella, su boca puede decir lo que quiera, pero su cuerpo no puede engañarme»

     Las paredes de su habitación se estrecharon y sintió que se ahogaba. Le ardían las venas, y apretó los puños deseando golpear algo. Quiso arrancarse la piel, no pudo contener tanta rabia y tiró la botella contra la pared.

     El alcohol desapareció de golpe de su organismo y no quiso estar así. Se puso la ropa interior y dando pasos de gigante, se dirigió a la cocina buscando otra botella de licor y salió al jardín para poder respirar.

     Hacia horas que había amanecido. La luz del sol le despertó quemando sus párpados. Se frotó los ojos y se incorporó en el sofá sintiendo que la cabeza le iba a estallar. Se puso en pie y regresó como pudo a su habitación. La ropa que anoche les sobraba, seguía tirada en el suelo junto a un montón de cristales. El olor a alcohol revolvió su estómago y recordó las palabras que le habían llevado a esa situación. «solo ha sido sexo, solo ha sido sexo.» «y unos cojones solo sexo».

     Se dio una ducha. Abrió el armario y se puso unos vaqueros y la primera camiseta que pilló.

«Muy bien, solo sexo ¡de puta madre! como ella quiera. »

     Recogió los cristales, tomó su ropa, que le quemaba, en sus manos, y se dirigió al cuarto de Abril. «Me da igual si está o no. Esta es mi puta casa y entraré donde me salga de los cojones. »

     Abrió la puerta, y se la encontró semidesnuda, sentada en el suelo del balcón, abrazada a la almohada. Se  sorprendió al verle entrar enfurecido, pero agachó la cabeza y no dijo nada.

     — Ok. Solo sexo. Cuando quieras repetimos, hermanita. — Robert tiró la ropa al suelo, de la misma manera que se tira un trapo viejo, y salió de la hab dando un portazo.

     Se quedó tras la puerta, apoyado contra la pared. Sintiendo que la furia y la desesperación le invadía, conteniendo las ganas de volver allí y obligarla a que repitiera esas palabras. No podía haber sido solo sexo para ella, cuando él, se había dejado el alma en cada caricia y cada beso. Empiezo a escuchar los sollozos que salían de su habitación y se rompió en mil pedazos.

     Bajó las escaleras. Cogió la moto y salió tan rápido como pudo, temiendo flaquear y volver a por ella. Condujo durante el suficiente tiempo como para ser capaz de controlarse y volver a casa.

     «No es solo sexo, y lo sabes. Pero no volveré a rogar. Ya no más. Se acabó. »

    
     Llamó a Bruno cuando se aseguro de estar solo en la casa, y al poco rato se reunió con todos los amigos en el porche. Necesitaba estar con gente, necesitaba distraerse y beber. No estaba dispuesto a contarles nada acerca de lo que había pasado y por primera vez se alegró de que solo Bruno, conociera su pasado con Abril.

     Los vidrios vacíos se acumularon a su lado cuando cayó la noche. Ni siquiera fue consciente de cuántas cervezas se había bebido, por un momento trató de contarlas pero parecieran tener vida y se movieran. A duras penas, encendió otro cigarro, su coordinación fallaba, y le hizo reír. Estaba rodeado de gente pero eso no evitaba que se sintiera solo, demasiado sólo.

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