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     Robert volvió a Glasgow después de ese fin de semana, Y aunque habían hablado durante horas los siguientes días, no había vuelto a saber mucho más de él. Las conversaciones que habían mantenido posteriormente habían terminado rápidamente con un " te dejo que estoy muy liado" o con un " luego te escribo" que no llegaba, hasta que dejó de escribir.

     El verano llegó, y con el las vacaciones. Sabía que Robert también había terminado las clases, así que la excusa de los exámenes ya no le valía. No entendía nada, por muchas vueltas que le diera.

     "Quizá tenía novia en Escocia. ¿Era eso?¿Estarían enfadados cuando vino y en cuanto volvió se reconciliaron y se arrepentía de haber intercambiado el teléfono? No había pasado nada entre nosotros, pero posiblemente su novia se enfadaría si se enterara de que hablaba con otra. Pero parecía sincero cuando me dijo que no había ninguna chica en su vida. Quizá simplemente se aburrió de mi conversación infantil. Si, seguro es eso. Eso tiene más lógica. Robert es un chico muy educado, pero eso no significa que no prefiera a las chicas más... lanzadas o al menos no tan ingenuas. Con cualquiera de mis amigas habría funcionado, ellas hablan de sexo de una manera natural y sin ruborizarse. Eso es lo que les gusta a los chicos ¿No? No como yo, que le noto cerca y me pongo a temblar como una idiota"

     Las conjeturas se agolpaban en su cabeza, noche tras noche, hasta que al fin se quedaba dormida. Rendida, a la quinta noche de no tener noticias de él decidió olvidarse de que existía, o al menos de que existía una mínima oportunidad de que hubiera algo entre ellos.

     Una mañana encontró un mensaje suyo al despertar. Su corazón le dio un vuelco al recibir aquel hola. Pero la sensación de furia le recorrió su interior al descubrir el siguiente mensaje en el que la avisaba de que iría a Madrid en unos días.

     "¿Que pretende? ¿Tener una chica en Escocia y otra aquí?" tiró el móvil sobre la cama y se negó a contestar. Los mensajes se sucedieron los dos siguientes días, y ella siguió dejándolos en visto. O simplemente los borraba sin leer.

     Abril estaba cortando en laminas la zanahoria y el agua de la olla empezaba a hervir cuando su madre regresó a casa esa mañana. La saludo con un suave beso en la mejilla y después de cambiarse de ropa, se puso a su lado para ayudarla a seguir pelando y cortando verduras.

     — ¡Vino Robert está mañana!. — informó contenta su madre cogiendo un calabacín.

     Abril intentó no mirarla para que sus ojos no delataran. Siguió cortando y pelando , con los labios apretados. No quería saber nada de él. Igual que él no había querido saber nada de ella. Siguió cortando y solo un “ ¡Que bien!” con poco entusiasmo salió de su boca.

     — !Menuda sorpresa le ha dado, cuando ha aparecido en el despacho! no le esperaba hasta dentro de dos o tres días, pero al parecer su hermanita ya estaba mejor y vino antes.

     Abril paró en seco con lo que estaba haciendo, igual que su corazón, y volteó ca cabeza para mirarla.

     — ¿Su hermana? ¿y que la pasaba? ¿Estaba enferma?

     — ¡Si, pobrecita! Ha estado casi un mes ingresada, llena de tubos y cables... No quiero ni imaginar lo que habrá pasado esa familia. Pero en fin, la niña ya está en casa y fuera de peligro.

     Abril deseó subir corriendo ha coger su móvil para escribirle. "¿Era por eso que no podía hablar? Pero…¿Por qué no se lo dijo?"

     — ¿Por eso has venido antes? — preguntó queriendo ser natural.

     — Si. Hoy Alejandro me pidió que trabajáramos en su casa. ¡No me extraña que prefiera trabajar ahí! Y bueno, cuando él apareció... — hizo una pausa y sonrió — quedaban cosas por hacer, pero puedo apañármelas desde casa. !El e-mail a Sebastián! ¡Casi se me olvida! — Exclamó secándose las manos con el paño, y dirigiéndose a su despacho.

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