Capítulo IV

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"A veces pienso que Alicent Hightower no es la mujer que aparenta ser

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"A veces pienso que Alicent Hightower no es la mujer que aparenta ser. "

–Al menos tiene lindas piernas, ella literalmente grita la palabra "rica candente"–Rick intenta bromear –Si lo vemos por otra parte, te vas a divertir mucho con ella...

–Los Higthower nunca traen nada bueno–Elizabeth entrecierra los ojos, intentando mantener la compostura–Y ella no es el tipo de compañia que suele agradar en el primer momento.

Elizabeth busca entre sus cosas su vieja placa, raspa la yema de los dedos por el metal dorado, muchos agentes ya han tirado las suyas, pero Elizabeth aún la mantiene, después de todo es el único recuerdo que tiene cuando llegó por primera vez aquí.

Las nubes comienzan a formarse en boros oscuros así como su mal humor, como si fuese un signo de que su día no puede ir de mal en peor, y mientras maneja por la ciudad, yendo directamente a la casa de Alicent Hightower, se pregunta qué tendrá a la mujer tan paranoica como para arrastrar a Elizabeth hasta su puerta.

Aparca el auto y mira por unos segundos el enorme alojamiento, toma una fuerte bocanada de aire antes de salir y finalmente subir las escaleras de la entrada, su puño queda al aire en el momento que está a punto de tocar la puerta cuál se ha abierto rápidamente, parpadea por unos segundos, mientras escanea el aspecto de la pelirroja.

Si tuviera otro pensamiento en mente diría que Alicent Hightower siempre se preocupa por envolver su cuerpo en un vestido que remarca su figura.

"Ella siempre quiere destacar."

—Elizabeth, ¿cierto?— Alicent forma una sonrisa poco sincera, sus ojos barren sin descaro por la figura de Elizabeth, y solo hasta que queda satisfecha con lo que ha visto, sus miradas se encuentran.

—Sí, de todos modos, ¿planeas meter a una persona en tu casa que cuide de ti y ni siquiera sabes su nombre con seguridad?—sus brazos se cruzan mientras intenta ocultar sus manos apretadas, la serenidad en el rostro de Alicent la mantiene aún más confundida.

—Suelo olvidar los nombres de las personas con facilidad, es un detalle mío—se encoge de hombros, haciéndose a un lado para invitar a la rubia
a entrar—de cualquier modo, entra...te mostraré el interior.

Las paredes son de un blanco que puede cegar a cualquiera, la vegetación es muy obvia con cada pequeño jarrón como para mantener el interior en un tono minimalista, en lo personal, Elizabeth lo odia. El olor es demasiado dulce para su gusto, no puede descifrar el ingrediente pero de todos modos lo aborrece, lo único de lo que se priva a comentar en su mente es la cantidad de espacio por la sala, la cocina, y los pasillos. No hay fotos, ni tampoco retratos de familia, solo pinturas sencillas que bien pudieron costar millones de dólares.

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⏰ Última actualización: Jul 19 ⏰

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