Capítulo 8

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Un padre y sus hijas.

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La pijamada había marchado bien, se pasaron viendo películas que escogieron las niñas, mientras les hacían peinados, el pobre de Suguru estaba lleno de moños por su largo cabello, pero feliz de compartir este momento con sus queridas hijas

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La pijamada había marchado bien, se pasaron viendo películas que escogieron las niñas, mientras les hacían peinados, el pobre de Suguru estaba lleno de moños por su largo cabello, pero feliz de compartir este momento con sus queridas hijas.

Miro a Mimiko y Nanako, se prometió a si mismo que las iba a proteger, que le daría una vida y larga feliz, que sería el padre que ellas nunca lograron tener.

"Tu también se un buen padre, no las abandones"

Las palabras de Momoka aún resonaban en su cabeza... También Suguru se había hecho el juramento de que no importaba si moría al último mientras haya logrado su cometido, él sabía que la vida que llevaba lo ponía en riesgo de morir en cualquier momento.

El moriría por darles el mundo ideal a sus hijas, el pensaba que estaba bien mientras tengan a Momoka a su lado.

—¿Señor Geto?.—La pequeña Mimiko sostiene su mano al notar la expresión triste y melancólica de Suguru.

—¿Esta triste?.—Pregunto Nanako.

—Suguru...—Murmuro Momoka al ver la expresión del azabache, parece que en cualquier momento se romperá, aunque en realidad ya pasó hace tiempo.

—No. Me hace muy feliz tener este momento con ustedes. —Suguru abrazo a las niñas y después alcanzo a Momoka para abrazar igual. —Quiero que dure para siempre.

Ojala ese anhelo se pudiera volver realidad, pero el deber lo llama.

Basta ya.

No, a este punto ya no se puede rendir piensa él.

—Lo siento...—Murmuro para Nanako y Mimiko, de cierta manera presentía que no estaría presente en el futuro de sus hijas y todo por las decisiones que está tomando y que tomará.

Las niñas no lo escucharon debido a que están felices abrazando a su padre y madre, pero Momoka si lo escuchó, claramente... Correspondió a su abrazo con fuerza.

...

Durmieron todos en la gran cama de Suguru menos mal era lo suficiente grande para todos, de lo contrario ya estarían Suguru y Momoka tirados debido a que las mellizas vaya que se estiran y patean al dormir.

—Suguru. —Momoka le llamo mientras abrazaba a Mimiko la cuál roncaba un poco.

—Si te preguntas si te voy a castigar no lo haré. —Contesto.

—No es eso...—Aunque si se hallo levemente sorprendida por eso. —¿Estás bien?, lamento mucho lo que dije antes.

—No, tienes razón. —Dijo el Geto mientras acarició la cabeza de Nanako con cariño. —Pensaba en un mundo perfecto para los hechiceros... Para mis hijas, pensando que si moría estaba bien. —Momoka tan solo escucha atentamente. —Pero nunca tome en cuenta sus sentimientos.

No es lo que quería ( Jujutsu Kaisen )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora