CONOCIDOS

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Sentia su cuerpo demasiado pesado, sus ojos al igual que su cabeza dolian de una manera casi sobrehumana, recordaba el tener una herida en la pierna izquierda producto de aquel enfrentamiento que tuvo momentos antes de caer precipitadamente por aquel acantilado contra aquellos soldados que buscaban su vida, trato de recordar lo que habia pasado en el trayecto que llevaba inconsciente logrando que pequeños pedazos de los sucesos ocurridos anteriormente llegaran a su mente en forma de pequeños recuerdos, como un rompecabezas que debia armar con aquellos breves momentos que su cerebro le permitia recordar  

Trato de abrir levemente los ojos para poder distinguir el donde se encontraba actualmente, pero la suavidad de aquella tela que rodeaba su cuerpo lo hacía dudar en gran medida de siquiera intentarlo, ya que encontraba irresistible no podía evitar el acurrucarse para obtener más de aquel comodo calor que le brindaba aquella lana que estaba en el borde superior de lo que según creía era una frazada

Levemente pudo notar una mejoría en la movilidad de su cuerpo, además de que sentía como aquella sensación de peligro había pasado a segundo plano provocando un alivio momentáneo para su atormentado ser, y una vez que pudo despertar su cuerpo casi en su totalidad logro abrir levemente los párpados que cubrían aquellos ojos duales que lamentablemente se encontraban irritados y un poco rojos debido a que previo a su desmayó fue consciente de que había llorado por algo, no lo recordaba aun en su totalidad el por qué de su llanto, pero justificó la condicion de sus ojos a todas aquellas situaciones que hasta ahora empezaba a recordar con mas claridad

Lo primero que noto al abrir los ojos fue un techo de madera cubierto ligeramente por ramas de arboles o algún tipo de enredadera -no supo distinguirlas a simple vista - que entraban con naturalidad por la ventana que logro divisar al lado derecho de su cuerpo momentos después, aún en su leve confusión sobre el por qué se encontraba en ese lugar le pareció curioso el como muchas margaritas adornaban los diferentes lugares de la habitación , como aquellas que reposaban sobre un gran florero en una repisa que se ubicaba al fondo de la habitación y también en aquellas valijas que colgaban suavemente por el lado de afuera de la ventana que momentos antes observo

Al tratar de sentarse noto que estaba acostado en una cama de aproximadamente unas dos plazas o menos, era suficientemente grande para una sola persona pero realizó la observación de que, si a ambas partes no le molestaba, entrarían dos personas sin problema alguno, por el olor que inundo sus fosas nasales al aspirar el aire que residía en aquella habitación en la cual había despertado logró notar el ligero aroma a canela que rodeaba de forma agradable el ambiente sin llegar a ser insoportable,y cuando finalmente logro apoyar su espalda contra el respaldar amueblado que le brindaba aquel lugar de reposo suspiro adolorido al observar asombrado el como todo su cuerpo estaba rodeado de vendajes y ungüentos que habían sido colocados de forma cuidadosa por cada una de las heridas que se mostraban relucientes en su pálida piel

Estaba tan concentrado observando cada detalle que lograba llamar su atención que al sentir una mano en su frente de forma inesperada no pudo evitar soltar un pequeño grito seguido de un quejido por el dolor que esa acción le provocó por mero reflejo del susto, afortunadamente dicho momento de tensión que se formó fue opacado gratamente por una suave risa a sus espaldas

- Es de mala educación observar de esa manera a las cosas que no te pertenecen, aunque comprendo que en tu situación actual te es imposible el no hacerlo - le dijo suavemente mientras otra pequeña risa salia de sus labios 

- No tengas temor, mucho gusto príncipe Todoroki, soy Midoriya Izuku, un humilde mago que es el responsable de todas las curaciones que tienes en tu cuerpo - escucho que le decía aquel joven peliverde que al observarlo más de cerca pudo observar que se encontraba vestido con una camisa blanca levemente acomodada hasta los codos dejando la parte inferior de sus brazos y muñecas al aire acompañada de unos pantalones de tela color café que se acoplaban sin llegar a incomodar las piernas del contrario y por último pero no por eso menos importante unas botas rojas de cordones acompañada con la capa característica de todo mago dándole un aspecto jovial y gentil producto de aquellas pecas que adornaban su rostro

Solo somos tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora