𝟶𝟷𝟾

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ㅤElizeth no podía evitar negar lo evidente: convivir con dos personas de personalidad tan parecida que chocaban era tedioso cuánto menos.
ㅤEse pobre muchacho con sueños por cumplir era testarudo, gruñón e impaciente. Sí, básicamente era una versión más joven de su pareja, y eso le hacía gracia aún cuando lo mantuviese como broma secreta que no realizaría en voz alta para no molestar a Ojos de Halcón.

“Una vez más.”   Habló Mihawk con aspecto aburrido.

ㅤAmbos, tanto él como Zoro, estaban en el patio trasero en otra de las duras lecciones de Dracule. A veces, a Elizeth le parecía que las hacía más duras y molestas a propósito, pero él siempre hacía oídos sordos cuando le comentaba que debía bajar la intensidad de sus lecciones, siempre argumentando lo mismo: «El chico quiso que le entrenase, y eso estoy haciendo. Si lo que busca es un camino de rosas, tendría que haber ido a otra persona».
ㅤDebía admitir que, a pesar de su dureza a la hora de entrenar con el chico, en los demás aspectos podía ver como comenzaba a relajarse alrededor del peliverde. Como comenzaba a aceptarlo, incluso. Le dejaba pasear por el castillo, le dió una habitación propia (lejos de la principal, para suerte de los tres), a veces incluso preguntaba por peticiones para próximas comidas o cenas. Elizeth había contribuido significativamente con esa relajación del espadachín, pero no iba a lanzarse flores a sí misma.

ㅤLa castaña estaba sentada en una silla que ella misma había instalado cerca de la puerta, a una distancia suficiente para ser espectadora pero sin llegar a importunar o ser un estorbo. Tenía una taza de té humeante en sus manos mientras les miraba, observando con semblante serio como Zoro había caído por cuarta o quinta vez, ya había perdido la cuenta.

“Vamos, arriba. ¿No quieres convertirte en el mejor espadachín? En el suelo no vas a encontrar ese título, mocoso.”

ㅤ“No soy ningún mocoso.”   Gruñó Zoro volviendo a ponerse en pie con dificultad.

“Entonces no te comportes como uno.”

ㅤLa castaña agradeció enormemente haber puesto como única regla propia que los primeros encuentros fuesen con espadas de madera, porque Zoro estaba recibiendo por todas partes. Tenía hematomas de diferentes colores adornando su piel por los golpes de la madera contra su cuerpo, pero ella los prefería mil veces antes que verlo llenos de cortes que le dejarían marca para toda su vida. Suficiente tenía ya con el que cruzaba su pecho, pensaba Elizeth.
ㅤLa mujer alzó la mirada al cielo, viendo como la luz había perdido una intensidad considerable, dándole una idea del tiempo que llevaban ya con aquella lección que más parecía un momento de tortura para el más joven.

“Bien, creo que es suficiente.”   Habló por primera vez Elizeth mientras se ponía en pie.

ㅤAmbos relajaron posiciones, bajando sus armas de madera mientras se giraban para mirar a la castaña, que había agarrado su silla con su mano libre y se dirigía a la puerta de la cocina.
ㅤZoro, no muy convencido de lo que quiso decir se giró para mirar a Mihawk que ya se había acercado a él y le quitó la espada de madera caminando hacia dónde había desaparecido Elizeth.

ㅤ“Ya la has escuchado, mocoso. Ve a darte una ducha y luego baja a ayudar a hacer la cena.”  Mihawk asomó sus ojos dorados al notar que el chico se quedó en su sitio antes de volver dentro.

ㅤEl espadachín se acercó a su pareja, besando su hombro al pasar con la promesa de volver antes de ir a darse un baño apropiado. Siempre le gustó verse bien, así que siempre que tenía un entrenamiento largo su siguiente acción era ducharse.
ㅤZoro, que se había acercado a la puerta, apoyándose en el marco y observando la escena hasta que su ahora mentor salió de la cocina y Elizeth se movía por la cocina con confianza.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐀 𝐖𝐈𝐓𝐂𝐇 |  𝗗𝗿𝗮𝗰𝘂𝗹𝗲 𝗠𝗶𝗵𝗮𝘄𝗸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora