5|| De nuevo

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Pov's Jazmin:

Me levanté tempranito, porque el que madruga, dios lo ayuda.

Mientras me tomaba la chocolatada, pensaba en sí contarle o no a mi abuela... No es de exagerar las cosas, pero tengo miedo de que... de que le hable a mi papá. No sería la primera vez que lo hace, pero de igual manera no quiero que lo haga.

Hice a un lado mi miedos y decidí contarle, con pocos detalles y más resumido.

— Abuela — Carraspeé y la miré un par de veces, preguntándome si era una buena idea lo que estoy por hacer.

— Qué pasa Jaz — ella estaba dándome la espalda, limpiando la mesada de la casa.

— Ayer entró un viejo acá, a casa. Uno que me amenazó con... bueno, ya te podes imaginar — Con la cuchara, revolvía la chocolatada, el tema este me sacó el apetito.

— ¿Qué? — Se dio la vuelta para mirarme, con una cara preocupada.

— Pero igual no me hizo nada, un amigo lo ubicó en la palmera y se fue el viejo — Le dije sonriendo.

— Jazmin, ¿Qué amigo?. Dios... no te dejo más sola — Se fue a la sala en un paso rápido. Me encogí de hombros y fui a tomar el bondi.

Ahí estaban, Carlos y Danilo. Compré 3 boletos y me dirigí hacia ellos.

— Hola — Me senté al lado de Carlo, con Danilo enfrente de nosotros.

— ¿Ahora si nos queres hablar? — Danilo me taladró con la mirada.

— Perdón, ¿ok?. Empecemos de nuevo. — Choqué los puños con Carlos y me acerqué a danilo para repetir la misma acción. Este dudó unos segundos, pero terminó cediendo. — Les compré boletos, a los dos — Los saqué de mi bolsillo y se los di.

— Gracias — Carlos me sonrió al igual que Danilo.

— ¿Hoy si vamos a la escuela, no?

— Hoy si — Danilo me respondió, con la mirada fija en el boleto.

Carlos me contó que Hernan le había disparado al tío, y entré Danilo y yo lo manteníamos ocupado para que no piense en su tío herido

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Carlos me contó que Hernan le había disparado al tío, y entré Danilo y yo lo manteníamos ocupado para que no piense en su tío herido.

— Igual el Hernan es re cagón — Y otra vez, Carlos hablando del tema que Danilo y yo nos esforzabamos en evitar.

— Si, pero seguro se cree el poronga por tener un arma — Danilo Escupió al pasto.

— Re bobito es, aveces pienso si no tiene algún tipo de autismo o algo de eso — Negue con la cabeza y estos dos se rieron. — ¿Qué?. Lo digo en serio, mira si de verdad le falla la poca cabeza que tiene — Suspiré, mientras los tres salíamos del colegio.

— Encima mi abuelo re quilombero, está con que lo va a terminar matando al Hernan, con la escopeta para todos lados anda el enfermo — Carlos seguía y seguía sacando el tema.

— Vos no te metas en esas cosas, de última el problema es entre ellos, comparten apellido, pero no crímenes — Dije mientras caminábamos rumbo a un kiosco.

Llegamos y saqué plata oara comprarme unas papitas.

— ¿Quieren algo? — les pregnte mientras contaba la plata que me sobró.

— ¡Una coca! — Carlos y Danilo habían dicho lo mismo.

— Bueno — Les compré la coca, y ellos felices la tomaban.

— Vos sos re cheta eh — Habló Danilo.

— ¿Por qué lo decis? — Lo miré sin entender.

— Siempre andas con plata por todos lados, además. ¡Una coca! — Carlos respondió por encima de Danilo, sonriendo satisfecho.

— Bueno... no sé si cheta, mi papá me pasa plata todos los meses, y le doy el 50 a mi abuela y lo otro lo uso para el bondi y aveces algunas boludeces — me encogí de hombros.

Dimos vueltas al barrio, cuando estos dos decidieron tirar unos pases.

— ¡Dale Jaz, Danilo te enseña! — me insistió Carlos.

— Na, soy un queso — Negué con la cabeza.

...

— Y no le pegas con la punta del pie, si no con esto — Pasó el dedo por el costado del pie.

— Ah, ok ok — Levanté el pulgar.

— Bueno, inténtalo — Carlos estaba en el arco, esperando a que yo pateara la pelota.

No sé cómo me convencieron de jugar, pero terminó mal.

— Ahora si me ve mi abuela — Negué con los ojos cerrados, mientras los chicos me ayudaban a caminar.

Me torcí el tobillo, según.

— solo lo torciste un poquitito muy poquito — Carlos agudizó su voz.

Nos reímos y la diversión se terminó para mi en cuanto viva mi padre de espaldas hablando con mi abuela.

— No... — Traté de correr, pero me dolía.

— ¿Qué pasa, Jaz? — Preguntó Carlos.

— Nada.. yo.. váyanse — me alejé de estos dos y caminé como pude hacia mi papá.

Lo miré atónita, sin creer que estuviera acá, en este barrio de negros según el. Nunca en mi vida lo vi pisar el mismo un barrio donde no hay casa de dos pisos e incluso calle asfaltada.

— Papá — Le llamé, pestañeando muchas veces seguidas, esperando que en un abrir y cerrar de ojos desaparezca.

— Jaz — Me miró unos segundos y luego me abrazó.

— Jaz — Me miró unos segundos y luego me abrazó

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No salió NADA bien.

Mi papá me dijo que la semana que viene volvía del trabajo y me sacaba de ese barrio. No me quiero ir, me gusta vivir acá, no vivo encerrada como con el, no me la paso aburrida y sin chusmerio.

Y tengo esos amigos que con tan solo 5 días de conocernos, encontraron un lugarcito muy pequeñito en mi corazón...

𝐍𝐄𝐍𝐀 | ᵈᵃⁿⁱˡᵒ ˢᵃⁿᶜʰᵉᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora