||• Capítulo 8 • ||

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—¡Usted! —exclamó Harry.

Quirrell sonrió, su rostro no tenía ni sombra del tic.

—Yo —dijo con calma— me preguntaba si me iba a encontrar contigo aquí, Potter.

—Pero yo pensé… Snape…

—¿Severus? —Quirrell rió, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda— Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme, al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell?

Harry no podía aceptarlo, aquello no podía ser verdad, no podía ser,

—¡Pero Snape entro al troll en Halloween!

—¿Snape? No! Fui yo niño tonto.

Quirrell chasqueó los dedos yunas sogas cayeron del aire y se enroscaron en el cuerpo de Harry, sujetándolo con fuerza.

—Eres demasiado molesto para vivir, Potter, deslizándote por el colegio, yo tengo un don especial con esos monstruos ¿No viste lo que le hice al que estaba en la otra habitación? Desgraciadamente en Hallowen, cuando todos andaban corriendo por ahí para buscarte, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para ganarme de mano, y no sólo hizo que mi monstruo no pudiera matarte, sino que ese perro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que
debería haberlo hecho, pero que perdida de su tiempo, su estupido esfuerzono sirvió, por que ahora estoy aquí y voy a matarte yo mismo.

Hizo una pausa:

—Ahora, espera tranquilo, Potter, necesito examinar este interesante espejo.

De pronto, Harry vio lo que estaba detrás de Quirrell, era el espejo de Oesed.

—Este espejo es la llave para poder encontrar la Piedra —murmuró Quirrell, dando golpecitos alrededor del marco— Era de esperar que Dumbledore hiciera algo así… pero él está en Londres… Cuando pueda volver, yo ya estaré muy lejos.

Lo único que se le ocurrió a Harry fue tratar de que Quirrell siguiera hablando y dejara de concentrarse en el espejo.

—Los vi a usted y a Snape en el bosque… —dijo de golpe.

—Sí —dijo Quirrell, sin darle importancia, paseando alrededor del espejo para ver la parte
posterior— Me estaba siguiendo, tratando de averiguar hasta dónde había llegado, siempre había
sospechado de mí, trató de asustarme… Como si pudiera, cuando yo tengo a lord Voldemort de mi lado…

Quirrell salió de detrás del espejo y se miró en él con enfado.

—Veo la Piedra… se la presento a mi maestro… pero ¿dónde está?

Harry luchó con las sogas que lo ataban, pero no se aflojaron, tenía que evitar que Quirrell centrara
toda su atención en el espejo.

—Pero Snape siempre pareció odiarme mucho.

—Oh, sí —dijo Quirrell, con aire casual— claro que sí. Estaba en Hogwarts con tu padre, ¿no lo
sabías? Se detestaban, pero nunca quiso que estuvieras muerto.

—Pero hace unos días yo lo oí a usted, llorando… Pensé que Snape lo estaba amenazando…

Por primera vez, un espasmo de miedo cruzó el rostro de Quirrell.

—Algunas veces —dijo— me resulta difícil seguir las instrucciones de mi maestro… Él es un gran mago y yo soy débil…

—¿Quiere decir que él estaba en el aula con usted? —preguntó Harry.

Una Historia DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora