El Humano y el Venado

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Los días siguieron pasando como normalmente lo harían.

Para el humano, se volvió costumbre practicar en el campo de tiro junto con el demonio. Al tener un objetivo en movimiento, simulando una pelea real al que podía disparar sin hacerle ningún tipo de daño, había mejorado demasiado en poco tiempo.

Y, a pesar de que no les agradaba del todo, el padre del humano y su hermano mayor empezaron a tenerle cierto aprecio a Alastor; incluso, aunque no estaban de acuerdo con la sexualidad de Anthony, no veían tan mal que gracias a él pudieran unir al demonio a la familia.

Anthony se dejó resbalar contra una pared y tomó un poco de aire.

–Aguantaste más que otras veces– le acercó Alastor una botella con agua.

–Estoy de mejor humor que otras veces– respondió mientras tomaba un trago –¿Y tú por qué estás siendo tan amable hoy?

–Supongo que también estoy más feliz últimamente– se sentó a su lado.

–Entonces ¿Vas mejorando con la radio?

–¡Ja! Ojalá– mintió –Pero anda que no pueda manejar.

–Llevas diciendo eso meses. Esperaba más del poderoso demonio de la radio– se burló.

–Y yo esperaba más inteligencia de los humanos, ambos podemos sentirnos decepcionados– contestó.

Soltó una risita –Sigues siendo demasiado sensible– dejó caer su cabeza sobre su hombro.

Alastor pudo sentir cómo su cuerpo se tensaba, pero no se movió ni un solo centímetro.

–¿Qué? ¿Muy orgulloso cómo para responderme?– preguntó Anthony, entonces notó la posición en la que estaba –¡Lo siento!– se separó de golpe.

–Solo no vuelvas a hacerlo– desvió la mirada en un intento de ocultar un pequeño sonrojo que brotaba de sus mejillas. Carraspeó –Anthony, me estaba preguntando; ya has dado paseos a casi todos los demonios que han venido para que conozcan la ciudad, pero creo que nunca me has dado un recorrido a mí.

–¿Uh? Bueno, eso es por que dijiste que no querías que te relacionaran conmigo.

–Pues cambié de opinión. Estoy harto de caminar por las calles y no saber a donde voy. Entonces ¿Me acompañarías esta noche?

El humano esbozó una ligera sonrisa –Está bien, pero solo si te bañas.

–Es un sacrificio que estoy dispuesto a tomar.

–Entonces arréglate y podemos ir a cenar. Conozco un buen lugar, yo invito– se levantó –¿Trato?– le tendió la mano.

–No muchos tienen el atrevimiento de aceptarme un trato.

–Esto es diferente. No estoy haciendo un trato contigo, tú lo estás haciendo conmigo.

El demonio soltó una risita y estrechó su mano, cosa que Anthony aprovechó para ayudarlo a levantarse –Eres astuto, respeto eso.

–Gracias– sonrió –Y tú no eres el demonio más horrible que he invocado.

–Lo tomaré como un cumplido– se pegó un poco más a él.

–Genial, por que es lo máximo que conseguirás de mí– sonrió mientras iba hacia la puerta –Te recojo del ático a las 8, estate listo– salió.

Alastor no entendía bien porqué, pero estaba demasiado emocionado por esa noche. Se convenció de que se trataba de extrañar el sentimiento de vestirse de gala y ser admirado por todos. Sin embargo, muy en su interior, debía confesarse que era su compañía lo que más lo tenía inquieto.

Summoned By AccidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora