Sukha||Taegi.

06

Yoongi al escuchar la invitación de la cena que haría su esposo antes de partir a la frontera, le sorprendió bastante, todos estaban invitados, las dos concubinas, su hijo mayor y los señores Kim, el omega en la verdad no se esperaba aquella fiesta a la partida del hombre a la guerra, pero era porque parte de lo que conocía y fue seguro en sus vidas pasadas, ya no era del todo conocedor del futuro. Aunque claro, algunas escenas siempre sucederían, como el hecho de que Kim Taehyung estaba destinado a ir a partir a pelear, solo había prolongado el tiempo de su partida, por lo que significaba que la tercera concubina, también aparecería tarde o temprano.

—Supongo que es una cena familiar—comentó Yoongi mientras terminaba de hacer un nudo en el hilo, por fin, había finalizado aquel pañuelo que tenía la imagen de un dragón negro. Lo había hecho como regalo para la partida de aquel alfa, aunque no sabía si se lo terminaría regalando, ya que le daba bastante pena, en sus vidas pasadas hizo el mismo pañuelo, aunque con diferentes diseños y se lo mandó de regalo; pero nunca supo si llegaron a la mano de su esposo. Tal vez, si se lo daba personalmente...

Pero si lo hacía, tal vez Kim Taehyung solo se sentía incómodo. Pero no se vería tampoco bien que no le regalara algo a su esposo al partir a la guerra, era costumbre darle una prenda a su pareja, como una forma de bendición. Dobló con cuidado aquella tela para guardarla sobre una caja de madera.

—Debo empezar a prepararlo, dicen que no solo estará la familia principal, también vendrán personas importantes de la dinastía.

—Escuché que el señor Kim tiene amigos poderosos, aunque mi esposo consiguió su poder mediante sus propios méritos.

—Su alteza, el príncipe Kim desde que era un niño fue bueno con la espada, empezó siendo muy joven, incluso el General anterior se terminó retirando ya que le confió su puesto al sobrino del Rey. Su alteza, el príncipe ha ganado varias guerras desde que cumplió quince años, fue el soldado más joven a ascender a General de Guerra, a los 18 años, había superado a los guerreros anteriores.

—Es una vida triste—musitó aquel omega—, ha pasado solo en guerras, llenando su mano de sangre, lejos de su familia y de seguro viviendo en penumbras.

—Pero es uno de los hombres más ricos del país, ha traído honor y riqueza a su propia familia, nadie se atreve a meterse con él.

—¿Pero de qué sirve todo ese honor a costa de la sangre de otros, a la pérdida de sus camaradas? ni siquiera tiene tiempo para sus concubinas, menos para mí. Su vida ese esa, es un adicto a pelear con la muerte.

—Mi señor, no hable de esa forma de su esposo, si alguien lo escucha, podría ser castigado. Escuché que el joven Kim se encuentra desde ayer trabajando en el palacio, mi señor, aproveche esta noche para ser favorecido por su alteza—sugirió Hani—, no sabe si volverá vivo, por lo menos asegure su puesto en esta casa.

Yoongi solo contempló aquella caja de madera y tomó un pequeño pincel, abriendo un frasco donde había una pasta roja, lo untó con cuidado sobre los cabellos del objeto y luego pasó aquel color sobre sus labios, empezando a maquillarse, mientras su doncella junto a las ayudantes, le hacían el peinado y se encargaban de ponerle las joyas y demás objetos para dejarlo bonito para la cena.

La señora Min se encontraba de camino a visitar a su hermana, había recibido una carta de aviso urgente donde necesitaban de su visita ya que la más pequeña no se encontraba bien de salud, por lo que se aseguró de llevar consigo algunas hierbas medicinales que podían servir. Ella no nació siendo una mujer noble, era una chica de campo de quince años cuando en esas de las vidas, el primer ministro que trabajaba para el Rey, había ido a visitar su provincia, ella supo que si no conseguía a un hombre rico, tendría que pasar su vida laborando en los campos. Agradeció ser una joven muy bonita y aquel señor que le duplicaba la edad se fijó en ella y se la llevó a la capital. Había tenido una buena vida, llena de lujos, teniendo tres hermosos hijos y una hija, hasta que llegó aquel niño de cabelleras rubia, sucio, vestido con un pantalón y camisa de tela de manta cruda. Entonces la buena reputación de su familia, el orgullo que había acumulado a través de los años, se vino abajo y todos empezaron a hablar del hijo bastardo del primer ministro, ese que tuvo con una prostituta extranjera y fue dejado en un burdel y criado allí con mujeres de mala vida.