Fiesta

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Han pasado dos días, Visir, no ha vuelto a venir desde la vez que desperté. Mis únicas acompañantes son Amara y Amira, dos hermanas que son parte de la servidumbre de Visir, al parecer tienen 14 y 16 años, nos hemos llevado muy bien y me han contado como está organizando el lugar.

El primer día fue difícil, ya que no sabía en dónde me encontraba pero con la aparición de Amara y Amira todo ha empezado a ser más fácil.

Al parecer la piedra incrustada en el ojo de Rá me teletransportó al pasado en donde gobierna El faraón Ramsés II, según lo que me cuentan Amara y Amira, El faraón tiene 24 años ascendió al trono cuando apenas tenía 14 años.

Si no mal recuerdo, en mis investigaciones sé que Ramses II es un gobernante frío y astuto debido a que desde joven ha tenido que lidiar con numerosas guerras y traiciones con la finalidad de quitarlo del trono, por lo que es una persona muy desconfiada.

No conozco tantos datos de su personalidad, pero por lo que me cuentan las chicas supongo que es una persona fría calculadora y de carácter astuto.
Me da miedo pensar que me pueda lastimar o peor que me pueda matar.

Las chicas dicen que debo de estar feliz pues es un gran honor servir al Faraón, que debo comportarme y evitar contestarle pues ello me puede provocar la muerte.

A la mañana del tercer día que me encontraba cautiva, Visir llegó a mi habitación. Le entregó unas prendas a Amira y le indicó que debía arreglarme para esta noche, pues el festejo del faraón estaba por empezar.

Amira me miró y me indicó que era muy hermosa, y no debía de preocuparme por nada, que seguro iba a ser el obsequio más precioso y preciado por toda la corte del Faraón.

Sin embargo yo me encontraba triste, tenía miedo y la única cosa que quería era poder salir y encontrar respuestas para volver a mi hogar. Sobre todo pensaba en Álex, me dolía saber que podía no volverlo a ver.

Amara y Amira se dispusieron a ayudarme, me indicaron cómo debía maquillarme y me peinaron con una coleta alta.

Era un vestido blanco de lino, con un gran escote y abertura en ambas piernas, que dejaba al descubierto mis largas piernas y mis pechos

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Era un vestido blanco de lino, con un gran escote y abertura en ambas piernas, que dejaba al descubierto mis largas piernas y mis pechos.

Me mire en un espejo y me sentía muy incómoda, a pesar de ser un vestido hermoso, sabía que no era lo más adecuado para intentar correr o escapar.

Me ayudaron a ponerme unas sandalias de piel y me cubrieron con una capa tipo tunica, con gorro. Pues según las instrucciones de Visir, nadie debía de verme, debido a mi apariencia física que era demasiado diferente a todos en el lugar, y era una sorpresa para el Faraón.

Caminamos por unos largos pasillos, en dónde apenas y pude observar las columnas decoradas con jeroglíficos y colores vibrantes, la capucha limitaba mi vista, solo veía mis pies y caminaba esperando no caer.

Llegamos a un gran salón, en donde se escuchaban personas hablar en todas direcciones, nos quedamos en la parte trasera de una esquina del salón, pues me indicaba Amira que no podríamos movernos hasta ser convocados.

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